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Antenas de grafeno multiplicarían por 100 la velocidad de conexión

Las propiedades del grafeno ya se conocen y están detalladas en informes científicos, entre ellos los que resultaron de las investigaciones de Andre Geim y Konstantin Novoselov, ambos premiados con el Nobel de Física en 2010 por su trabajo en este campo. Sin embargo, las aplicaciones de este material tan reciente aún están por descubrirse.

Su principal uso –al menos el más comentado– es servir como semiconductor, sustituyendo al silicio. Con lo que ello implica, ya que este material es básico en todo lo que tenga que ver con aparatos electrónicos, lo que hoy en día significa una gran parte de la tecnología. Gracias a estas cualidades existen múltiples investigaciones que están abriendo nuevos caminos para aprovechar las ventajas del compuesto.

Por ejemplo, en el campo de la salud, un equipo de la Universidad Técnica de Múnich ha experimentado con implantes en tejidos humanos. La clave del éxito en este caso se encuentra en la adaptabilidad del grafeno al entorno. Es flexible y capaz de interactuar con los fluidos que lo rodean, lo que lo convierte en ideal para un dispositivo artificial. Además es sólido, pero no rígido como el silicio, que puede provocar heridas al moverse.

Pero los que más esperanzas tienen puestas en el grafeno son los fabricantes de electrónica de consumo y redes. Un grupo de trabajo del Instituto de Tecnología de Georgia, en Estados Unidos,  ha planteado la construcción de una antena para facilitar las comunicaciones inalámbricas, hecha con el material de moda.

grafeno

Velocidades de Tbps

El proyecto propone una antena basada en grafeno y justifica esta innovación afirmando que las posibilidades de este tipo de dispositivo estarán mucho más allá de lo conocido hasta ahora. En lugar de trabajar a frecuencias de megahercios y gigahercios, este parámetro se mediría en terahercios.

Según Ian Akyildiz, quien lidera la investigación, una antena de estas características podría ofrecer tasas de transferencia de datos de 100 Tbps, bajo unas circunstancias óptimas. Esta velocidad podría enviar de un dispositivo a otro el contenido de un disco duro de tamaño medio en menos de un segundo.

Las previsiones más conservadoras siguen calculando velocidades vertiginosas, que también están en el rango de los Tbps. En este caso, el disco duro anterior se descargaría en unos pocos segundos. Por el momento, la fabricación de etas antenas es sólo una teoría, debido a las dificultades que presenta el grafeno para adaptarse a las estructuras requeridas. Pero ésta es sólo una de las investigaciones que se están llevando a cabo para descubrir las aplicaciones del material. De cada una de ellas probablemente se extraigan conocimientos que impulsen los resultados de otras.

Incidencia en el WiFi y el LTE

Pese a la teorización realizada por el equipo del Instituto de Tecnología de Georgia, por el momento no existen conexiones comerciales que puedan transferir datos a esas velocidades. Es decir, ni siquiera pueden producirse esas velocidades, con lo que la función de una antena de grafeno quedaría desaprovechada.

Pero lo cierto es que cada vez utilizamos más los dispositivos móviles. El número de smartphones y tabletas no ha parado de crecer a un ritmo frenético en los últimos años y el mercado aún está en plena efervescencia. También se ve en el tráfico de datos, que aumenta a saltos de gigante. Según el Visual Networking Index de Cisco, en 2012 se incrementó en un 70%. Las predicciones de este informe vaticinan que para finales de 2013 ya haya más terminales conectados a la Red que personas en el mundo.

Ante esta adopción masiva de una tecnología que se ha popularizado en muy poco tiempo se impone un salto tecnológico. Las redes 4G LTE ya han comenzado a desplegarse e incluso se están desarrollando evoluciones de éstas, como el LTE-Advanced, puesto en marcha por la operadora China Mobile y el fabricante ZTE, que lograron una velocidad de 223 Mbps.

La construcción de antenas con grafeno habilitaría a las redes a desplegar toda la potencia que contienen, limando las diferencias que existen entre el cable y la conexión inalámbrica. En un contexto como el actual, donde los dispositivos móviles cada vez necesitan más ancho de banda, este tipo de tecnología tendría una gran acogida.

No sólo para mejorar las conexiones móviles de cuarta generación serían útiles antenas de grafeno. También en el caso del WiFi la velocidad podría aumentar significativamente. El tráfico en estas redes, a las que se conectan diariamente millones de dispositivos móviles, para ahorrar 3G, sería mucho más fluido.

Imagen:  bossco

 

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