diseñar redes más eficientes

Quizás la red ferroviaria o de carreteras de tu país acabe siendo diseñada por un moho

El instinto natural de crecimiento y evolución del Physarum polycephalum ha servido de modelo para crear un algoritmo de cálculo capaz de diseñar redes más eficientes

Un experimento llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Hokkaido sugiere que el Physarum polycephalum, un moho mucilaginoso, podría ser la clave para el diseño de las futuras redes de transporte y comunicación. A tenor de los resultados publicados hace algunos años en la revista Sciencie, se ha demostrado que este particular moho crece y se conecta a fuentes de alimentos dispersas en una superficie siguiendo un esquema idéntico al del sistema ferroviario de Tokio, proporcionando a los ingenieros una novedosa herramienta para diseñar redes más eficientes.

El Physarum polycephalum pertenece al grupo Myxomycota, un moho de color amarillento que se alimenta de esporas de hongos, bacterias y otros microbios, creciendo en zonas de sombra, frescas y húmedas. Por sus características es un organismo muy fácil de cultivar en laboratorio y se utiliza como organismo modelo para los estudios de circulación ameboide y movilidad celular.

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Su particular habilidad para producir túbulos de conexión de las colonias de moho con sus fuentes de alimento ha servido de base para que investigadores japoneses y británicos experimenten con el protozoo en la búsqueda de nuevos modelos en red mucho más eficientes. Según explican en su artículo, hay ciertos organismos que desarrollan una red perfectamente interconectada como parte de su estrategia normal de búsqueda de alimentos con el fin de explotar nuevos recursos de los que abastecerse.

Para llevar a cabo el experimento, el investigador japonés Atsushi Tero, de la Universidad de Hokkaido en Japón, colocó copos de avena sobre una placa traslúcida que reproducía los accidentes geográficos de Tokio y sus ciudades satélite, y dejó que el Physarum polycephalum creciera desde el centro hacia fuera. Los investigadores pudieron comprobar cómo el moho mucilaginoso se extendía autoorganizándose en una red idéntica en eficiencia y fiabilidad a la estructura real de la red ferroviaria de Tokio.

La experiencia ha demostrado que el moho, en su particular búsqueda de nuevas fuentes para alimentarse, es capaz de encontrar de forma casi inteligente la ruta más corta a través de una superficie o conectar varias fuentes de alimentos de forma eficiente y con la menor longitud posible. Todo ello, con una distancia media entre parejas de puntos de alimentación y con cierto grado de tolerancia a desconexiones accidentales.

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Tras la experiencia, los investigadores crearon un modelo matemático de cálculo en base a los mecanismos básicos seguidos por el protozoo para conectar sus fuentes de alimentación según un crecimiento en red. Con esta fórmula basada en el instinto natural del moho mucilaginoso se proporciona un algoritmo de cálculo de la solución óptima, donde las conexiones más robustas se establecen entre nodos importantes según el camino más corto entre cada localización.

Este hallazgo supone un buen punto de partida para diseñar redes más eficientes y reducir los costes de las redes autoorganizadas para el transporte y las comunicaciones terrestres sin un control centralizado, o bien para conjuntos de redes móviles ad hoc y redes inalámbricas en malla.

Imágenes | vía Sciencie y wikipedia

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