Parques eólicos

Este estudio dice que los parques eólicos benefician a los cultivos

Las turbinas remueven el aire de tal forma que afectan a las concentraciones de dióxido de carbono y a la temperatura del aire.

El impacto paisajístico es innegable. Los generadores eólicos nunca encajan en medio del campo. Siempre parecen gigantes blancos fuera de lugar. Alturrones, pesados y de una torpeza amenazante. Pueden ser un problema para las aves, pero, ¿qué hay de los cultivos? Un equipo de científicos ha Universidad Estatal de Iowa ha investigado esta relación. Y sus conclusiones son sorprendentes. Los molinos serían beneficiosos para los cultivos.

Las turbinas repartidas por los campos mueven el aire y generan un efecto positivo. Afectan a las concentraciones de CO2 y a factores como la temperatura. El trabajo se propuso ver de qué forma afectaban las turbulencias de los molinos a los cultivos que crecen debajo. Para esto los científicos instalaron sensores en 200 turbinas.

La fase de estudio duró desde el año 2010 al 2013. Los sensores tomaron datos sobre la velocidad del viento y su dirección, así como sobre las turbulencias generadas. También registraron la temperatura, la humedad, las lluvias y las concentraciones de gases.

Los investigadores reconocen que es difícil medir el impacto real de los parques eólicos en los cultivos. Pero han sacado una conclusión: las turbinas tienen un ligero efecto positivo en las plantaciones. Los resultados no aclaran si la acción de los molinos provoca cambios en la biomasa de las plantas o en su tamaño. Este es un extremo que será difícil de comprobar, según los autores del estudio.

Parques eólicos

Por ahora solo se conocen los efectos de las turbinas sobre el entorno. Los molinos actúan como reguladores de la temperatura. Durante el día hacen que la temperatura descienda medio grado, mientras que por la noche aumenta otro medio. Esto ocurre porque al remover el aire de arriba, este se mezcla con el más cercano a la tierra, más cálido en las horas diurnas. Al anochecer ocurre lo contrario. El aire cercano a la tierra se enfría y su mezcla con el que remueven las turbinas hace subir su temperatura.

Los molinos también secan los cultivos e impiden que se forme el rocío. Esto ayuda a combatir hongos y moho. Las plantas están más sanas. No solo eso. También tienen más recursos para hacer la fotosíntesis. Las turbulencias favorecen cambios en la presión del aire a nivel del suelo, que se enriquece con CO2. Así las plantas pueden generar más alimento y podrían crecer más. Esta es la teoría, aunque como advierten los investigadores, este aspecto no se ha podido medir con rigurosidad.

Imágenes: timnutt y shock264

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