Las Google Glass resucitan cuando nadie las echaba de menos

Las Google Glass Enterprise llegan en un momento en que nadie las demandaba, pero pueden tener sentido en algunas empresas.

Las Google Glass causaron sensación allá por 2012, cuando fueron presentadas en la conferencia anual de desarrolladores de ese año. Un año más tarde se puso a la venta para desarrolladores su versión Explorer Edition por más de 1500 dólares, y sólo dos más tarde la compañía de Mountain View las descatalogó. Pese a su relevancia inicial y al cambio de paradigma que podían suponer para el incipiente mercado de la realidad aumentada, nadie las echó de menos. Sin embargo, Google pensí que aún podían tener un lugar en el mercado corporativo, y ha lanzado las Google Glass Enterprise.

Es, ante todo, un hecho que sorprende, pese a los anuncios que desde hace tiempo hicieron los responsables de su desarrollo, sobre todo considerando los avances tecnológicos que se han producido en estos 5 años y la cercanía a lanzamientos que de verdad pueden volver a poner patas arriba el mercado, como se rumorea que Apple pretende conseguir de aquí a dos años. Y es que nadie llega tarde a la realidad aumentada.

En estas Google Glass hay mejoras, por supuesto, pero las especificaciones técnicas nunca fueron su problema. La batería ahora alcanza los 780 mAh, frente a los 570 mAh del primer modelo. Asimismo, el antiguo procesador de Texas Instruments deja paso a un chip de Intel, un Atom de bajo consumo. Aunque la resolución sigue siendo 720p, el campo de visión ofrece un espacio mayor, por lo que será más agradable a la vista.

Más allá de los detalles técnicos, ahora la montura es flexible y permite intercambiarse, por lo que en el caso de una rotura no habría que recurrir a garantía, e incluso podría sustituirse por modelos más económicos (como gran parte del público hace con correas de wearables deportivos y smartwatches.

En cuanto a experiencia de uso, es relevante el hecho de que ahora se pueden cargar mediante batería externa y el LED siempre notificará de que se está grabando, una de las grandes quejas sobre el primer modelo, que no garantizaba bien el derecho a la privacidad.

Streye será la compañía que las comercialice en España, pero también les aportará valor añadido vía software. El sistema operativo de Google se ha sustituido por uno propio de cada distribuidora y las aplicaciones permiten realizar tareas comunes en empresas como transmisión de vídeo en directo, toma de fotos por parte de aseguradoras en accidentes o notificaciones en tiempo real para fábricas o entornos que requieran alertas sin tener que cargar con el smartphone.

Su precio será de unos 1550€, que no cuentan toda la historia, porque hay que añadir 95€ anuales para contar con soporte y actualizaciones.

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