Lise Meitner, la científica que investigó la fisión nuclear

Lise Meitner, la física olvidada

A lo largo de la historia de la ciencia y la tecnología hay muchos nombres que, por unas razones o por otras, se pierden o se olvidan. La primera programadora del mundo, Ada Lovelace, es una de esas personalidades que, a pesar de sus aportes, han quedado relegadas a un segundo plano. Este también es el caso de Lise Meitner, una investigadora austriaca que destacó en el campo de la física hasta el punto de ser clave en el desarrollo de la fisión nuclear.

La historia de Lise Meitner es, desde el principio, una aventura de superación. Estudió física y se convirtió en la segunda mujer en graduarse en la Universidad de Viena en 1905, cuando no era nada común que las mujeres accediesen a ciclos superiores. A pesar de que pocos profesores aceptaban su presencia, viajó a Berlín y allí siguió atendiendo a clases hasta que un profesor la acogió como su asistente.

En esta época, conoció al químico Otto Hahn, con quien formaría una pareja profesional que iba a alargarse en el tiempo. Pero era un equipo desigual. Aquellos eran tiempos especialmente duros para las mujeres y, hasta que no cumplió 35 años, no empezó a trabajar bajo una remuneración económica. No era el primer escollo que se encontraba, pero tampoco iba a ser el último.

Las grandes guerras

La primera Guerra Mundial estalló y allí estaba Meitner, que sirvió como enfermera en el frente. Cuando volvió a sus estudios, en cierto modo se sentía avergonzada de retomar sus investigaciones en una época en que las víctimas de la guerra seguían sufriendo. Esta marca de su carácter no la abandonaría nunca.

En años sucesivos, sus descubrimientos en el campo de la química comenzaron a ser reconocidos y, en 1926, se convirtió en la primera profesora de Física en Alemania, en la Universidad de Berlín. Albert Einstein se refirió a ella como la Marie Curie alemana.

Energía nuclear

Cuando Adolf Hitler ascendió al poder, Meitner abandonó Alemania. Como tantos otros, lo hizo oculta, con la ayuda de dos compañeros holandeses con los que cruzó la frontera. Retomó su actividad científica en Estocolmo, tras abandonar los Países Bajos. Ya desde Dinamarca, siguió en contacto con su compañero Hahn y con otros investigadores alemanes, con quienes mantuvo la colaboración.

Durante los años treinta, los avances en física y química conducirían hasta la terrorífica construcción de las devastadoras armas nucleares. Pero en aquellas primeras investigaciones no se tenía ni siquiera sospecha de ello.

Meitner y su sobrino, también investigador, fueron los primeros en desarrollar una teoría sobre cómo los núcleos de un átomo podían romperse en partes más pequeñas, una idea que llevaba tiempo rondando pero que no había sido confirmada. También fue ella la primera en darse cuenta que la famosa ecuación de Einstein, E=mc2, explicaba por qué en la fisión nuclear se liberaba tanta cantidad de energía… y también que toda esa energía podía ser utilizada para construir armas.

Bomba nuclear

Cuando esta posibilidad se hizo conocida en el mundo científico, y sabiendo que los alemanes tenían la información en su poder, algunas personalidades de ese ámbito intentaron hacer ver a los gobernantes lo peligroso de aplicar sus descubrimientos a la industria armamentística. Sin embargo, como sabemos, finalmente las bombas nucleares se construyeron y utilizaron. A Meitner llegaron a ofrecerle trabajar en el proyecto americano, pero ella lo rechazó. Siempre se opuso a este uso de la energía nuclear.

El Nobel que nunca llegó

Ocurrió en noviembre de 1945. La Real Academia de las Ciencias de Suecia anunció que Otto Hahn, el colega de Lise Meitner, iba a ser galardonado con el Premio Nobel de Química por sus descubrimientos en fisión nuclear. Meitner había sido una pieza fundamental en todas las investigaciones y, sin embargo, no se prestó atención a su figura. A menudo, se cita a esta científica como uno de los casos más claros en los que los máximos reconocimientos han pasado de largo.

En años posteriores, otros premios sí la tuvieron en cuenta. Incluso en 1997 se llamó a un elemento de la tabla periódica, el número 109, en su honor: meitnerio. Pero ninguno de la magnitud del Nobel.

Durante sus últimos años, siguió involucrada en el mundo de la ciencia, como investigadora y también como profesora. Lise Meitner fue una de las científicas más importantes del siglo XX. A pesar de las dificultades que vivió a lo largo de su vida, al régimen nazi o al poco reconocimiento de su trabajo, estuvo siempre entregada a la investigación y al progreso.

Imágenes | Wikipedia, Wikimedia.

Sobre el autor

RELACIONADOS

Emoji, el rey de las emociones impresas

El 17 de julio de cada año se celebra el Día Mundial del Emoji, una fecha que conmemora los aniversarios de su inclusión en...