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Los labios pueden convertirse en la mejor parte del cuerpo para asegurar contraseñas

El reconocimiento de labios será, por diversos motivos, superior a otros sistemas biométricos y, sobre todo, más seguro e incluso conveniente.

La muerte de las contraseñas tal y como las conocemos es algo inevitable. Introducirlas es una acción que llevamos practicando mucho tiempo, pero no por ello nos resulta más cómodo hacerlo. La biometría, con la popularización de los lectores de huella en los smartphones, o el más reciente reconocimiento de Iris, es una de las grandes responsables de esta desaparición. A ellos se ha sumado el reconocimiento de labios que, como el selfie pay, ganarán adeptos en esta época en la que tanto gusta hacer autorretratos.

Ha sido un profesor de la Universidad de Hong Kong el primero en desarrollar un sistema de seguridad que integra no sólo el reconocimiento de labios, lo que es un primer paso para discriminar personas que puedan encajar, sino que tienen que pronunciar la palabra mágica (contraseña) para desbloquear dispositivos, acceder a cajeros automáticos, pagar o el uso que se le quiera dar.

Lo que esto propicia es que la contraseña que haya que recordar pueda ser mucho más fácil, pues salvo que se acabe desarrollando una manera de romper esa seguridad, a priori debería valer un término como tu propio nombre. A diferencia de las huellas dactilares, que se ha probado que se pueden «copiar» con imágenes de muy alta resolución, este sistema se torna más infranqueable, pues con una foto no valdría, porque el reconocimiento se produce en movimiento.

En segundo lugar, si se logra tomar un vídeo de alta resolución de unos labios pronunciando la contraseña, con cambiarla vale. A diferencia de esto, no podemos cambiar (fácilmente) nuestro rostro, nuestro Iris o nuestras huellas dactilares. Al menos, no puede hacerse con la misma facilidad que supone cambiar un término. Además, es posible añadir una capa extra de seguridad mediante reconocimiento de voz, que detecte con claridad no ya si el que habla es quien debe y no un impostor, sino si se trata de un altavoz reproduciendo el sonido.

La tecnología de reconocimiento de labios ha sido patentada, pero todavía no podrá encontrarse en ningún dispositivo de seguridad. Los responsables esperan, eso sí, que llegue a comercializarse e integrarse en productos de mercado masivo.

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