Los lectores de huella en pantalla volverán a cambiar el diseño de los smartphones

2017 ha traído grandes cambios en diseño limitados por lectores de huella que aún no se han escondido. Qualcomm ha tirado la primera piedra para que eso cambie en 2018.

Desde que el iPhone llegara a las tiendas justo hace 10 años, allá por junio de 2007, los aspectos fundamentales del diseño de los smartphones no han cambiado. Estos suelen venir acompañados de cada vez menos botones y una pantalla que tiende a ocupar el máximo espacio disponible en el frontal. Sin embargo, por el camino se han ido añadiendo componentes como el lector de huellas que han ido modificando no la forma general pero sí la disposición de partes (lector delante, atrás, en el botón de inicio, independiente…).

El Samsung Galaxy S8 ha sido el último ejemplo de cómo condicionaba hasta ahora el lector de huellas a las compañías. Samsung diseñó el terminal con la idea de que el lector de huellas fuera integrado en la pantalla, con la idea de que como a ocurrido finalmente, en el frontal sólo hubiera pantalla y una cantidad ínfima de marcos. Al no conseguir integrar los lectores debajo de la pantalla (o no lograr las cantidades de producción requeridas para millones de terminales) la compañía surcoreana optó por llevarlo a la parte delantera y situarlo en una mala ubicación: muy alto, al lado de la cámara.

El iPhone 5s condicionó a toda la industria con su lector de huellas en el botón de inicio.

Tradicionalmente, las compañías que han optado por ponerlo en la trasera han elegido hacerlo debajo de la cámara, de tal manera que el dedo índice pudiera encajar y alcanzarlo con comodidad, pero la decisión tardía de Samsung debió provocar no poder variar el diseño en ese sentido. Todo está, sin embargo, a punto de cambiar para los fabricantes, pues un referente en el sector como Qualcomm ha presentado una nueva gama de lectores de huellas dactilares que se integran en pantallas OLED, en el cristal o en capas de aluminio. El objetivo es que, estando ahí, no se sientan ni resten espacio de otras partes del terminal.

El secreto de estos Qualcomm Fingerprint Sensor son los ultrasonidos, con los que son capaces de generar una imagen tridimensional de la huella, frente a las limitaciones de los de tipo capacitivo, más lentos, menos seguros y limitantes a la hora de ser integrados en distintos tipos de superficies. Esta nueva generación tiene además la capacidad de ser compatible con materiales más gruesos, de hasta 800 micras en cristal y 525 de aluminio, mientras que las anteriores eran de 400 micras.

Si 2017 ha sido el año del cambio de diseño limitado por aspectos como éste, Qualcomm y otros fabricantes harán de 2018 (si Apple no se adelanta en septiembre/octubre) el año de los diseños sin limitaciones por parte de los componentes, y el gran ganador volverá el usuario, pues estas tendencias, a diferencia de las curvas o el 3D, sí aportan.

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