Nuevos modelos de televisión y nuevos contenidos

En el nuevo informe del Televidente 2.0 se desvelan nuevas formas de visualización del contenido así como las mejores plataformas para hacerlo.

El pasado 19 de mayo se presentó la décima edición del informe “Televidente 2.0” elaborado por la consultora The Cocktail Analysis, con la colaboración de la agencia Ymedia y Telefónica. Un informe en el que se analizan los cambios tecnológicos y cómo afectan al consumo audiovisual. Entre sus conclusiones destaca que el 51% de los internautas ya paga por servicios de televisión (IPTV y/o OTT) y que el consumo de la emisión lineal tradicional pierde fuerza frente al consumo en diferido y a la carta.

Al hilo de este informe, conviene analizar las nuevas propuestas y la adaptación de la televisión “Premium” a los gustos de los usuarios. Estos, por su parte, también han modificado su forma de relacionarse con los servicios de televisión de pago, a la vez que encuentran cada vez más valor a la suscripción de ofertas alternativas.

Pero hay otros muchos cambios que afectan, tanto al fondo como a la forma de ver la televisión. En una primera aproximación, vemos que el panorama es totalmente diferente al de hace unos años, por no decir al de hace unos meses. El monopolio audiovisual terminó en los años ochenta. Hoy es la prehistoria, mientras asistimos a la combinación de los dispositivos y a las retransmisiones por Internet.
El cuádruple play, que integra los servicios telefónicos junto con el acceso a contenidos de televisión premium, es el principal argumentos, según el citado estudio, de contratación del servicio para la mayoría de usuarios. Se buscan contenidos específicos dentro de estas plataformas. En definitiva, se pretende sacar partido a los contenidos y hacer un consumo de los mismos adaptado a sus necesidades.

Por otro lado, la aplicación de nuevas tecnologías en el sector audiovisual está revolucionando el diseño de los televisores, con prototipos para todos los gustos, pero existe también otro cambio mucho más profundo que afecta a nuevos hábitos y nuevos contenidos. La imagen de toda la familia reunida frente al televisor, esperando el inicio del “Un, dos, tres”, ha dejado paso a otra imagen mucho más dispersa, en la que cada uno de los miembros del hogar consume de forma individual contenidos audiovisuales en diferentes dispositivos.

«Televidente 2.0»

Según las últimas encuestas, la población más joven considera la televisión tradicional como un artilugio prescindible. También como un dispositivo perfectamente compatible con Internet o con los móviles. Algunos estudios de mercado ofrecen un retrato esclarecedor: la mitad de los menores de 35 años pasan la mitad de su tiempo viendo películas y series en soportes ajenos al viejo televisor, el aparato que durante tantos años presidía el salón. Con otra particularidad: más de un 90% de esa población consultada reconoce hacer otras tareas mientras está delante de un televisor: navegar por Internet, enviar mensajes, leer emails o darse una vuelta por las redes sociales.

Los operadores, atentos a esta nueva realidad social, buscan alternativas, al mismo tiempo que tratan de poner freno a la caída de audiencia. El consumo de televisión en 2016 bajó por tercer año consecutivo, aunque el promedio de tiempo dedicado diariamente a ver la televisión, por persona, está en 233 minutos. Los expertos coinciden en señalar – según un informe de Barlovento – que el consumo está cambiando de escenario. El espectador demanda ver lo que quiere, cuándo lo quiere y cómo lo quiere.

Otro reto que tiene por delante la televisión del futuro es conseguir que la publicidad deje de ser un elemento disuasorio para la audiencia. Los telespectadores – especialmente los más jóvenes – están cada vez más condicionados por los mensajes breves y son mucho menos tolerantes con la emisión de bloques de publicidad durante la emisión de series y películas.

El futuro de la televisión estará condicionado en los próximos años por el consumo de imágenes sin limitaciones de espacio ni de tiempo. Un mismo individuo tendrá acceso a diferentes pantallas y podrá elegir la que más le guste – incluso varias a la vez –, sin necesidad de adaptarse a unos horarios y a unas programaciones determinados. Dentro de este nuevo panorama, sale ganando el consumidor, mientras que los generadores de contenidos se ven abocados a un nuevo sistema de producción y de emisión.

Salvo las retransmisiones deportivas y los informativos de actualidad, el resto de la programación televisiva irá adaptándose a los nuevos formatos y a las necesidades del telespectador. “Emitimos televisión a la carta y en directo, a través de webs y aplicaciones. Ofrecemos más contenidos, algunos de ellos exclusivos para Internet, facilitamos la interactividad en tiempo real en los ‘realities show’ y concursos, y escuchamos las opiniones de nuestros espectadores, gracias a las redes sociales”, afirma la directora de antena de un importante grupo de comunicación.

Otro de los aspectos que ha cambiado con el nuevo mapa audiovisual está relacionado con formatos más adaptables a los nuevos dispositivos. En definitiva, el espectador podrá decidir lo que ve, cuándo lo ve y en qué dispositivo.

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