¿Qué es la gama alta de smartphones en 2017?

Aunque el mercado haya sufrido grandes transformaciones, la gama alta de smartphones sigue siendo la única en traer la vanguardia tecnológica a manos de los usuarios.

Las palabras «gama alta», «gama media» o «gama baja» siempre están en boca de cualquier persona que normalmente hable o trate con muchos smartphones. Es algo que ocurre en otros sectores, pero un terminal caro sigue siendo mucho más económico, o al menos accesible, que un coche de gama alta, por lo que en el día a día se menciona más. Sin embargo, ¿tiene sentido hablar de gamas en 2017 ante la madurez de todo el mercado?

La respuesta, sin dar rodeos, es que sí, tiene mucho sentido, aunque se pueda matizar sobre la necesidad real de adquirir uno. En el comienzo de esta era smartphone, la gama alta, o más bien pretendida gama alta, era un segmento del mercado que ni siquiera se caracterizaba por le excelencia en todos los casos, pero sí por innovar en apartados que años más tarde llevarían a sus hermanos pequeños. A veces generaba controversia que, existiendo un iPhone 4 con parte trasera y delantera de cristal y marcos de aluminio, un Samsung Galaxy S, de plástico, también fuera considerado gama alta.

Incluso cuando no son pioneros, los terminales de gama alta marcan las directrices del mercado llevando la mejor calidad a viejos conceptos.

Lo cierto es que todo lo que estaba por debajo eran tan malo que de alguna manera había que clasificar a la oferta más potente que cada fabricante presentaba, pues era la única que pese al precio podía dar satisfacciones. Y fue así hasta 2013, cuando Nokia y Motorola con el Lumia 520 y el Moto G democratizaron el smartphone y «tenías lo mismo que un gama alta, pero por menos de 200€». Más tarde, otros modelos como el OnePlus One, con procesador, memoria y almacenamiento de gama alta por 300€ también parecieron borrar tanto la separación entre gamas como el sentido de adquirir un gama alta.

Pero, en realidad, que la gama baja ahora sea decente gracias al ejemplo de Nokia o Motorola no cambia la situación: las gamas no son sinónimo de buen o mal funcionamiento, uno positivo siempre debería estar garantizado. La gama alta es sinónimo de innovación y de calidad en unos sentidos en los que la media y la baja no pueden ni soñar hasta años después. Es algo que se repite temporada tras temporada en cámara, donde todos los terminales prometen mucho, pero sólo los de arriba son capaces de cumplir (y muchas veces ni eso).

Cámaras, cámaras everywhere.

Al final hablamos de tener asegurados desde el día uno procesadores no sólo rápidos, sino muy eficientes, pantallas con más resolución de lo normal, nuevas tecnologías como la sensibilidad a la presión, lectores de huella, dobles cámaras con enfoques nuevos que hacen cambiar el paradigma de la fotografía móvil. Sepa o no sepa el usuario medio apreciar todas estas novedades, paga por ellas y su exclusividad. Gama alta es en 2017 lo mismo que ha sido siempre, la vanguardia de los avances.

Como matiz sí hay que añadir que quizá ahora las novedades de la gama alta (como las pantallas sin marcos) tardan menos en llegar a la media, o que esta, por orientación, puede tener aspectos mejores que la alta, como una autonomía superior en caso de no encoger los terminales de manera absurda. Incluso con este cambio de marcha para la media debido a la explosión de componentes disponibles para cualquier fabricante, la alta seguirá siendo la alta. Y mientras los terminales que prometen mucho como el OnePlus 5 no puedan tomar iniciativas de innovación (demostrando que están a la altura en apartados cruciales como el de cámara) y sólo vayan a remolque del mercado, no se les podrá considerar en ese selecto grupo.

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