The BIG Bell Test necesita 30.000 voluntarios para un experimento de física cuántica

Aunque resulte increíble, existen aspectos de la física repletos de incógnitas que requieren la intervención de aleatoriedad humana para comprenderse. Por ello, el 30 de noviembre de 2016 tendrá lugar un experimento mundial, simultáneo y a gran escala, que necesitará la participación de al menos 30.000 personas, que colaborarán  actuando de la manera más aleatoria posible. El ICFO se encuentra al frente de este proyecto inédito que pretende desafiar las leyes de la física cuántica.

La física cuántica fascina por la visión que nos ofrece de la realidad y la manera en la que la comprendemos. Se trata de una teoría que, entre otras conjeturas, sugiere que las partículas más pequeñas como los átomos podrían estar en varios lugares al mismo tiempo cuando nadie las mira, y del mismo modo cambiar y posicionarse en un lugar concreto cuando las contemplamos. A principios del siglo XX, los físicos empezaron a cuestionarse la suposición que insinúa que podemos modificar la realidad con tan sólo mirarla. Fue el danés Niels Bohr quien inició el debate reconociendo esta hipótesis, frente a Albert Einstein, que la rechazaba. Según expuso el físico alemán, existen dos principios físicos fundamentales que se oponen a este supuesto. Por un lado, el principio del realismo, que sostiene que los objetos tienen un valor preexistente independientemente de si están siendo medidos, o en este caso mirados; y por otro, el principio de la localidad, que establece que dos objetos suficientemente alejados uno de otro no pueden influirse mutuamente de manera instantánea, de modo que sólo pueden ser afectados por causas en su entorno inmediato.

Un poco de historia

Fue en 1964 cuando John Bell, físico del CERN, concibió un experimento que solventaría este debate. El denominado Test de Bell logró resolver el problema descubriendo que el punto de vista de Einstein no era compatible con los principios de la mecánica cuántica, lo que significa que dependiendo de la visión desde la que se afronte la prueba, los experimentos pueden ofrecer una predicción diferente. Fue así como Bell clarificó de manera científica un debate que hasta entonces había permanecido como algo puramente teórico.

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El Test de Bell ha sido repetido en diferentes pruebas a lo largo de las últimas décadas con resultados que han secundado en su mayoría la teoría de la mecánica cuántica. Sin embargo, estos experimentos han continuado generando dudas y lagunas que no han permitido llegar a una conclusión definitiva. En 2015 tres experimentos extraordinariamente avanzados realizados en diferentes universidades del mundo despejaron las lagunas de los anteriores tests. El ICFO, Instituto de Ciencias Fotónicas miembro del Barcelona Institute of Science and Technology, contribuyó a estos experimentos aportando un generador físico que produce números aleatorios a gran velocidad. Los resultados refutaron claramente la teoría de Einstein, lo cual fue incluso publicado por el New York Times, que tituló: “Lo siento, Einstein. Un estudio cuántico sugiere que la ‘acción fantasmal’ es real.

The BIG Bell Test

A raíz de las contribuciones hechas por el ICFO a estas pruebas surgió la idea de realizar un experimento mundial, simultáneo, a gran escala, en diferentes laboratorios de todo el mundo y controlado por personas, aprovechando las tecnología de las que disponemos en la actualidad. El bautizado “BIG Bell Test”, que tendrá lugar el 30 de noviembre, pretende demostrar por primera vez que las decisiones de todos los sere humanos pueden ayudar a la ciencia y al mismo tiempo contribuir en una serie de experimentos nunca antes realizados. En su propósito, se requerirá que participantes de todo el mundo colaboren a través de un videojuego desarrollado específicamente para este proyecto, que consiste en 6 niveles diferentes en los que se trata de escribir secuencias de 0s y 1s lo más rápido posible. El juego está disponible para cualquier plataforma en el sitio web http://www.thebigbelltest.org, y permite visualizar tu clasificación en las listas de rankings mundiales. Hay que destacar que para que el proyecto se considere un éxito necesitará la contribución de al menos 30.000 personas.

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Captura de «The Big Bell Test»

Los usuarios que participen en el proyecto serán conocidos como “Bellsters”, mentes humanas libres, que actuarán de forma totalmente independiente, eligiendo secuencias de números al azar. En contraposición a las partículas y átomos, que actúan de forma semejante en las mismas condiciones, cada persona se comporta de forma distinta, lo que resulta muy importante en esta clase de experimentos. Cuanta mayor diferencia haya entre los participantes más independientes serán los resultados que aporten. Además, por cada número aleatorio que proporcione un “Bellster”, los investigadores podrán repetir el procedimiento y, en consecuencia, lograr resultados de mayor precisión.

Estos datos se enviarán en tiempo real a los experimentos que la institución esté realizando en todo el mundo para su medición. Al mismo tiempo se aportarán los bits que el generador de números aleatorios creado por el ICFO produzca. Esta prueba no sólo ambiciona demostrar principios físicos fundamentales, sino que también pretende probar que la aleatoriedad humana puede aplicarse en materias significativas como las comunicaciones seguras.

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Captura de los «Bellsters»

Según Morgan Mitchell, Profesor del ICFO, “la física esconde misterios muy profundos que sólo pueden estudiarse mediante preguntas impredecibles de la naturaleza. En términos generales, la idea recae en que si la naturaleza sabe lo que le vamos a preguntar, podría engañarnos con una respuesta preparada. En este contexto, los seres humanos toman decisiones independientes, las cuales son muy valiosas, y comprenden una forma única de hacer preguntas impredecibles  sin importar qué secretos la naturaleza podría estarnos escondiendo».

Por otro lado, Carlos Abellán, integrante del proyecto que redirigirá los datos a cada laboratorio, ha declarado que «lo más fascinante de The BIG Bell Test es que las personas y los científicos juegan un papel de igual importancia para el éxito del experimento. Se trata de una oportunidad única para acercar la investigación de frontera en física cuántica a la gente».

Nos encontramos frente a un proyecto inédito, en el que por primera vez la imprevisibilidad humana desempeñará una función clave en un experimento de este tipo, en este caso para solventar definitivamente un debate de cien años de historia. Puede que para continuar resolviendo los misterios de la física hagan falta más iniciativas que sigan proponiendo la cooperación de la gente, ya que como el mismo Einstein decía, “la ciencia no es más que un refinamiento del pensamiento cotidiano”.

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