El ascensor espacial de nanotubos de carbono podría ser una realidad en 40 años

Una empresa japonesa cree que en poco tiempo se dispondrá ya de toda la tecnología necesaria para construir el primer ascensor espacial. Este hito supondría un salto de gigante en el futuro de la exploración espacial

El 16 de mayo de 2011 el transbordador espacial Endeavour realizó su último viaje al espacio al despegar de Cabo Cañaveral destino de la Estación Espacial Internacional (ISS). Tras 19 años de servicio, la desintegración de dos de los transbordadores (el Challenger y el Columbia) y 135 misiones, el programa de transbordadores de la NASA concluyó definitivamente, mucho antes de la fecha prevista en sus inicios. Las causas de este final anticipado: los dos accidentes que implicaron la muerte de sus tripulaciones y el excesivo gasto en cada uno de los lanzamientos en una época de recorte de gastos por parte de la administración norteamericana. La decisión de la NASA fue arriesgada, aunque por consenso acertada, al quedarse por primera vez desde la época del programa Mercury, sin capacidad de llevar al hombre al espacio. A partir de ese momento, y hasta la fecha, los Estados Unidos necesitan la capacidad de empresas privadas o terceros países para llegar hasta la ISS.

transbordadores espaciales - ascensor espacial de nanotubos de carbono

Esta es la realidad a corto y medio plazo. Naves espaciales, privadas o públicas como la Soyuz, con una tecnología más fiable y económica que la de la NASA y en disposición de llevar al hombre al espacio. Pese a que existen algunas pocas alternativas a los transbordadores, su escasez demuestra que sigue siendo complicado tecnológicamente y muy caro llegar al espacio. Sin embargo, la presentación hecha hace pocos días en Japón por una empresa constructora de este mismo país, puede cambiar este paisaje a largo plazo.

Según se ha hecho público, el proyecto del gigante japonés Obayashi es construir para el año 2050 un ascensor espacial de nanotubos de carbono para poder transportar grandes cargas al espacio por una fracción del coste actual y con mucha mayor fiabilidad. Lógicamente los retos a superar son grandes: las infraestructuras necesarias para construir este ascensor son muchísimo más caras que un viaje actual al espacio. Además no existe en la actualidad la tecnología necesaria como para empezar a pensar en temas de presupuesto. De hecho, la directora del programa, Satomi Katsuyama, cree que aunque el nivel de avance de la ciencia actual es bueno, aún hace falta resolver ciertos problemas tecnológicos que se irán solucionando con el tiempo. Y aunque la tecnología estuviera ya a nuestro alcance, la coyuntura actual está aún muy lejos de permitir un proyecto de esta magnitud. Por ese motivo se estima que en aproximadamente 40 años el ascensor espacial sea una realidad.

ascensor espacial de nanotubos de carbono
Estructura molecular de los nanotubos de carbono

Un proyecto de estas características supondría un coste muy elevado en la construcción de las infraestructuras necesarias. Sin embargo una vez completada esta fase, el coste de mantenimiento y uso debería ser muy inferior al de mandar cohetes y transbordadores al espacio. La idea de este proyecto es amortizar su coste en una fracción de tiempo relativamente corta en comparación de la vida útil del ascensor.

Características técnicas del ascensor espacial de nanotubos de carbono

Ascensor espacial de nanotubos de  carbono

Para poder construirlo sería necesaria una plataforma en tierra firme, cerca del Ecuador, como método de anclaje y un tope en el espacio exterior. Se emplearían nanotubos de carbono, material 100 veces más resistentes y seis veces más ligero que el acero. En total, serían necesarios casi 100.000 kilómetros de nanotubos de carbono para cubrir los 36.000 kilómetros que abarcaría el ascensor. Al final del cable habría un gran peso que haría las veces de muelle y que gracias a la fuerza centrífuga mantendría tenso el cable. Este peso situado en una órbita geosincrónica, la misma que utilizan los satélites artificiales, permitiría mantener el cable estable evitando que se enrollara sobre la Tierra debido al movimiento de rotación de nuestro planeta.

Los trayectos de ida y vuelta a la Tierra serán mucho más cómodos y seguros con el ascensor espacial. Las cabinas serían coches eléctricos con motores lineales magnéticos, los cuales ascenderían por el cable a una velocidad de unos 200 kilómetros por hora, por lo que serían necesarios unos siete días para recorrer la distancia total del ascensor. En la actualidad, el viaje hasta la ISS se realiza en unas horas, sin embargo, como hemos dicho, el coste económico de propulsar un cohete hasta el espacio es mucho mayor. El coste de llevar un kilogramo al espacio con un cohete asciende a 22.000 dólares en comparación con los 200 dólares que se estima que podría costar con el ascensor.

Cooperación internacional

Es complicado que este gigantesco proyecto pueda ser desarrollado por una sola empresa o nación. Lo más probable es que para llevar a buen puerto este ascensor espacial de nanotubos de carbono fuera necesaria la colaboración de grandes potencias mundiales, como ha sucedido con la ISS, uno de los mejores ejemplos de lo que puede lograr la especie humana cuando colabora para alcanzar nuevos hitos en pro del bien común y el progreso.

Precedentes a este proyecto

El ascensor espacial es una tecnología recurrente en la ciencia ficción desde hace décadas. Quizás, tal y como pretende Japón, sea en unos años una realidad al igual que los satélites geoestacionarios, que también aparecieron por primera vez en novelas de esta temática. En el blog Think Big ya nos hicimos eco hace unos pocos meses de un informe publicado por la Academia Internacional de Astronáutica (IAA) sobre la posibilidad de que los ascensores espaciales fueran la tecnología más viable para llevar la exploración espacial al nivel de conquista del espacio.

Imágenes | Wikipedia, Wikipedia, Flyingsinger

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