Llega la hora de los biohackers

Las nuevas prácticas de biohacking buscan democratizar la investigación más que nunca, y acercar la ciencia a la ciudadanía.

Ellen Jorgensen es una de esas personas inspiradoras, que ha formado parte del programa de una de las conferencias TEDGlobal, en una de esas charlas que se queda grabada en tus retinas. Y es que si alguien ha sabido introducir como nadie la popular cultura del do-it-yourself en biología, ésa sin duda es Jorgensen.

Porque se preguntaba: «Si existe la computación personalizada, ¿por qué no hacer lo mismo con la biología molecular?«. Así nació GenSpace, una compañía marcada por la filosofía del DIY. En los tiempos que corren, en los que ya es posible obtener la secuencia de nuestro genoma de manera personalizada por poco más de mil dólares, la revolución de la biotecnología está por fin llegando a los usuarios de manera directa y clara.

Aunque la cultura del DIY nació en la década de los cincuenta, lo cierto es que es ahora cuando esta filosofía está arraigando en el área de la biología molecular. Y el do-it-yourself forma parte de una visión mucho más amplia, conocida como biohacking, una disciplina que busca unir la práctica y ética del hacking con los nuevos avances relacionados con la genética y la biología.

¿En qué consiste este movimiento? ¿Ha conseguido avances en lo que se denomina ‘ciencia ciudadana’? ¿Qué implicaciones tiene el trabajo de los biohackers, entre los que se encuentran investigadores como Kevin Warwick, o periodistas como Annalee Newitz, en asuntos relacionados, por ejemplo, con la bioseguridad? Hoy analizamos qué es esto del biohacking y si realmente esta nueva filosofía está creciendo al amparo de los laboratorios de investigación, además de explicar su influencia e impacto en nuestra sociedad.

Los biohackers ya están aquí

Si Steve Jobs y Stephen Wozniak montaron Apple desde un garaje, como os contamos en este artículo, ¿por qué no iba a suceder lo mismo en el área de biotecnología? Efectivamente, siempre se dice que la primera gran compañía del sector bio-, Genentech, fue fundada de la misma manera que Apple, Microsoft o Google.

El biohacking consiste en experimentar y tratar de realizar estudios a pequeña escala. Como nos contaban en este blog, desde hace años es posible comprar máquinas de PCR  (una herramienta imprescindible en cualquier biolaboratorio) por eBay. ¿Podemos hackear la materia viva? ¿Construir quizás bacterias modificadas en nuestras casas, con el objetivo de producir proteínas de interés a pequeña escala? ¿Se puede extraer el ADN de manera casera, experimentar con él en nuestra propia cocina?

Genome Compiler, por ejemplo, fue una de las primeras compañías que buscaba democratizar la ciencia, haciendo accesible la investigación a los ciudadanos. Su objetivo es el desarrollo de un software con el que podemos trabajar con el genoma como si fuera un programa informático. Y la magia ocurre. Cortar piezas, ensamblarlas y ver qué ocurre desde nuestro propio PC, algo que la ciencia lleva haciendo en los laboratorios desde hace años, por otra parte.

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La biología, en sí misma, según el trabajo de esta empresa californiana, también ha de tratar sus propios datos como si fueran mera información tecnológica. Esto provocará una relación parecida a la simbiosis entre científicos y usuarios, mejorando los resultados científicos que, por otra parte, podrían ser conocidos más rápidamente. En palabras de uno de los fundadores de la compañía,  Omri Amirav-Drory, el ADN es el código, y el propio software nuestros cromosomas. Y a partir de ahí, debemos dejar volar la imaginación.

Pero Genome Compiler no es la única compañía interesada en aprovecharse del crecimiento exponencial del biohacking. Otras, como OpenPCR, buscan llevar al mercado máquinas de PCR como las que citábamos antes, de tipo low-cost, para favorecer de este modo el trabajo de los biohackers en sus casas. Lav-Amp, de la mano del venezolano Guido Núñez-Mújica, tiene un objetivo parecido, al crear máquinas de PCR portátiles, que pudieran ser utilizadas por científicos de países en desarrollo, y también por biohackers que buscaran una herramienta móvil y accesible.

¿Existirían problemas relacionados con el biohacking? A pesar del sueño de trabajar en biología desde el garaje, igual que Microsoft o Apple, lo cierto es que no es lo mismo manejar este tipo de experimentos en nuestras casas. Existen ciertos problemas de bioseguridad que deberíamos plantear antes de promocionar estas prácticas, por razonables e idealistas que sean.

El objetivo filantrópico de acercar la ciencia a la ciudadanía es una de las metas más bellas de los biohackers, pero junto con el desarrollo de nuevas herramientas de trabajo y protocolos de experimentación caseros, también nos deberíamos replantear cómo podemos evitar posibles problemas futuros. No se trata de poner puertas al campo, como diría el refrán, sino más bien de garantizar que el manipular bacterias en nuestras cocinas no va a suponer a la larga un problema de contaminación en nuestro vecindario con microorganismos peligrosos.

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Estandarizar los protocolos de seguridad ha de ser una obligación para cualquier investigador, profesional o amateur, para garantizar que los experimentos ofrecen buenos resultados, y no perjuicios en el futuro. Aunque como también explica Markus Schmidt en este artículo, la filosofía hacker aplicada a la biología presenta los siguientes principios:

Be safe, do not damage anything, do not damage anyone, either physically, mentally or emotionally, be funny, at least to most of the people who experience it.

Reglas básicas para aplicar la precaución y el sentido común en estas prácticas de biohacking, en las que la democratización científica no ha de estar reñida con cuidar aspectos relativos a la seguridad. Sólo así podremos acercar la investigación a toda la sociedad, sin que esta gran idea genere problemas en el futuro.

Imágenes | Flickr, Wikipedia

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