Comida masiva

En China confían en robots para probar la comida y ajustar su sabor

La tarea de probar la comida y las decisiones sobre el ajuste de su sabor se dejan en manos de robots en la industria de la comida masiva en China.

La preparación de comida masiva en fábricas es una industria en auge. Cada vez hay menos tiempo para cocinar en los hogares, y cada vez más los productos se venden precocinados. En China han querido dotar de una mayor automatización, si cabe, a esta industria. No solo los alimentos son cocinados por máquinas, estas también los prueban para saber si hay que rectificar el sabor.

La iniciativa ha partido del gobierno chino. Es un programa que lleva tres años en marcha y al que se han suscrito más de diez fabricantes. Son compañías que preparan comida masiva basada en la cocina tradicional china. Y estos sabores se han dejado al antojo de los robots.

Un informe del China National Light Industry Council refleja que las pruebas han ido bien. Los alimentos que los robots han probado incluyen carne de cerdo, vinagre de arroz, noodles, vino chino y té. El organismo señala que los fabricantes de comida masiva han incrementado sus ingresos en unos 300 millones de yuanes (unos 38,8 millones de euros) desde 2015.

La introducción de los robots en este sector no debería sorprender. En China la proliferación de robots para hacer servicios normalmente encomendados a los humanos es importante. La compañía de comercio electrónico JD.com tiene planes para abrir una cadena con 1.000 restaurantes, donde los robots cocinarán. No serán los primeros de su clase, pues otras máquinas ya han demostrado capacidad para cocinar alimentos de forma eficiente.

El robot catador

Las máquinas se emplazan en diferentes puntos a lo largo de la cadena de producción. De esta manera, monitorizan en estos lugares el estado de la comida. Lo hacen desde que está cruda hasta que se encuentra cocinada completamente.

Comida masiva

Los robots están equipados con sensores ópticos y eléctricos, que simulan el ojo humano, la nariz y la lengua. Son los sentidos que intervienen en la experiencia culinaria. A partir de ellos, la máquina transmite datos a un algoritmo de red neuronal, que busca patrones para hacer comprobaciones.

Si se necesitan ajustes para mejorar la comida, los robots ordenan modificar algunas condiciones de producción. El proceso está totalmente automatizado y es distinto a cómo se hacía antes, cuando eran catadores humanos los que probaban y tomaban las decisiones.

Los responsables del proyecto afirman que el robot incrementa la producción. Sirve para mejorar el producto y su estabilidad, mientras que reduce los costes de producción. El objetivo es que pueda ser útil para promover la cocina tradicional china fuera del país.

Imágenes: wuestenigel, marcoverch

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