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Cómo la pandemia puede impulsar las smart cities

La pandemia ha puesto en jaque el modelo urbano actual y una de sus consecuencias podría ser un empujón a los proyectos de ciudades inteligentes.

El coronavirus ha golpeado con más crudeza en las ciudades densamente pobladas. Hay múltiples causas. Quizá la más evidente es que a mayor concentración de personas, más probabilidades de propagación. Pero también se ha hablado de que en zonas urbanas se pasa más tiempo en interiores, la ventilación de algunos locales no siempre es la adecuada, al tiempo que la movilidad es mucho mayor que en áreas rurales.

Todo esto ha llevado a poner en cuestión el modelo urbano desarrollado en las últimas décadas. Ante esta tesitura, los beneficios que traen las ciudades inteligentes se revalorizan. Ya se ha empezado a estudiar el impacto que la pandemia tendrá en la evolución de las smart cities. Y algunas voces señalan que la situación actual podría acelerar la adopción de soluciones tecnológicas en las ciudades.

El profesor emérito de la Universidad Técnica de Dormund Klaus R. Kunzmann, antiguo responsable del Instituto de Planificación Espacial, de la misma universidad, ha publicado un artículo en el que afirma que la pandemia actuará como “un lubricante para la smart city.  El académico plantea diferentes escenarios previstos, dependiendo cuánto dure la emergencia sanitaria. En todos ellos señala que la necesidad de reconstruir las economías locales devastadas abrirá las puertas a mejoras tecnológicas propias de las smart cities.

Gustavo Romanillos, coordinador del máster en Ciudades inteligentes y sostenibles de la UCM, coincide en la existencia de un impulso, que de hecho ya estaba en marcha. “El empujón se está dando ya, pero lo que cabe esperar es que no se trate de acciones ‘apaga fuegos’, de soluciones cortoplacistas. Lo que muchos esperamos es una inversión en ciencia e innovación tecnológica, aplicadas a un desarrollo urbano más sostenible y resiliente, con vistas a largo plazo”.

La necesidad de reformular las ciudades

Son muchos los cambios que se han producido en estos meses. Y algunos de ellos llegan para quedarse, en mayor o menor medida. La popularización del teletrabajo, la mayor incidencia del comercio electrónico y de la comida a domicilio son algunos ejemplos. Incluso en el terreno de las relaciones sociales las videollamadas han cobrado importancia. Todas estas modificaciones de conducta proporcionan nuevas mimbres para la convivencia y la planificación de la vida urbana.

Las implicaciones atañen al tipo de vivienda que queremos, así como al lugar donde la queremos. Los efectos de la pandemia podrían llevar a rechazar pisos pequeños en zonas más céntricas en favor de viviendas más grandes en zonas más suburbanas. Romanillos advierte que hay que ir con cuidado, porque el esquema de extensión en superficie es más ineficiente y menos sostenible que la edificación vertical. Aunque apunta que el modelo que aboga por realizar las tareas en remoto tiene ventajas claras. “Utilizadas de una manera inteligente, las nuevas herramientas digitales podrían, por ejemplo, ahorrar muchos desplazamientos innecesarios, relativos a trabajo o gestiones, lo cual podría suponer un avance hacia una mayor sostenibilidad”, apunta.

Luis Muñoz, catedrático de Ingeniería Telemática de la Universidad de Cantabria, coordinador e impulsor del proyecto de SmartSantander cuando se inició en 2009, está convencido de que las herramientas digitales serán una parte clave en las smart cities.

“El proceso de transformación digital de nuestras ciudades posibilita brindar a sus ciudadanos un acceso ubicuo en espacio y en el tiempo a una miríada de servicios que en el pasado precisaban de desplazamientos y esperas incómodas”, destaca. “En definitiva, la ciudad inteligente posibilita al ciudadano una experiencia asistida caracterizada por la autonomía y optimización en las decisiones u acciones.”

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El impulso del 5G

En este avance hacia las smart cities tras la pandemia serán claves las telecomunicaciones. En especial la llegada del 5G. Y es que el nuevo estándar de comunicación de red tiene todos los elementos para marcar un hito. “La infraestructura de 5G permitirá seguir potenciando el itinerario de la ciudad inteligente. Iremos hacia una urbe que opera de forma optimizada y autónoma en todos sus servicios, gracias a las técnicas de aprendizaje automático. Además, se facilitará la interacción entre los servicios y de estos con los ciudadanos”, explica Muñoz.

El 5G abrirá un abanico de posibilidades para la prestación de nuevos servicios. Aquellos que tengan necesidad de altas velocidades o baja latencia. Además, será posible recibir y enviar datos con un enorme número de dispositivos en una misma área, gracias a la densidad que permite el nuevo estándar. De esta forma se podrán llenar la vía pública y los parques de sensores.

Paradigmas como el del vehículo autónomo estarán más próximos a hacerse realidad gracias a las capacidades elevadas de transferencia de datos con retardos sintonizados a las necesidades de una conducción segura”, comenta Muñoz. Y es que el 5G ofrecerá algunas de las características esenciales para una conducción autónoma.

Las smart cities tras la pandemia: más resilientes

En un informe sobre ciudades inteligentes y su futuro tras la pandemia, la compañía de inversión MSCI arroja algunos apuntes interesantes. Uno de ellos señala que las urbes tecnológicamente más preparadas han tenido una mejor posición para hacer frente al coronavirus. El documento cita casos como el de Taipéi, Seúl o Hong Kong. En estos lugares la monitorización de la actividad en las calles ha permitido actuar de forma más rápida y efectiva.

“La innovación tecnológica desarrollada recientemente y la que se desarrollará en un futuro próximo podría darnos herramientas muy útiles para hacer frente a potenciales escenarios similares al actual”, indica Romanillos. El coordinador del máster en Ciudades inteligentes y sostenibles de la UCM hace hincapié en la movilidad. “En la actualidad las ciudades y los territorios están haciendo un análisis de la movilidad que no tiene precedentes. Lo hacen a partir de nuevas fuentes de datos. Y es una apuesta definitiva que permite monitorizar la movilidad día a día, casi en tiempo real”.

Las smart cities como controladores de futuras epidemias

Un ejercicio así sería básico para monitorizar los brotes. Como también lo serían las aplicaciones, cuyo uso se prevé más fácil en el futuro. “Habrá que trabajar para que en un futuro próximo estas herramientas puedan estar disponibles con la mayor seguridad para los ciudadanos, de modo que como sociedad podamos obtener un mejor control epidemiológico sin perjuicio para la privacidad”, comenta Romanillos. “Es sin duda un asunto delicado, pero los rastreos a base de recursos humanos difícilmente pueden responder con efectividad a la velocidad de expansión de una pandemia”.

Romanillos afirma que a nivel del espacio urbano, lo más importante será que la ciudad sea adaptativa, que muchos espacios y equipamientos sean rápidamente reprogramables y reconfigurables. Lo ideal sería que se pudieran adaptar espacios para servir como  funciones sanitarias. Al tiempo que también el viario urbano se pudiera adaptar para promocinar la movilidad activa, peatonal y ciclista.

Las smart cities post-pandemia

Las smart cities tras la pandemia pueden una tendencia. Pero en esencia no cambiará el rumbo marcado desde años antes. La integración de la tecnología y las políticas urbanas ya se ha definido en diferentes modelos. Se ha ensayado y se ha desplegado a una escala importante. En algunos casos los proyectos se han centrado en la eficiencia energética, en otros en las comunicaciones, en la movilidad.

Pero la mayoría coinciden en una serie de elementos básicos. La sostenibilidad es uno de los requisitos inexcusables a día de hoy. Mientras que la digitalización es una de las herramientas básicas para avanzar hacia la smart city. Sobre ella se sostienen los servicios cloud computing, entre los que se cuenta el almacenamiento y el análisis de datos. Pero también las plataformas de participación ciudadana.

Es precisamente esta digitalización uno de los elementos que más resaltarán en las smart cities tras la pandemia. La crisis de la covid-19 ha puesto de relieve la necesidad de acelerar la planificación digital de las ciudades. Las autoridades se enfrentan al reto de incrementar la inversión en el plano digital. Solo así se podrán adaptar a las necesidades de trabajo y de vivienda que se están generando durante la pandemia. Y también esta fórmula será clave para combatir la crisis económica que sobrevendrá.

Los hogares inteligentes

Una de las patas de las smarts cities, que también crecerá tras la pandemia, será el hogar conectado. “Los hogares inteligentes se pueden ver como la extensión del concepto ciudad inteligente al mundo del hogar o al interior”, precisa Muñoz. “La ciudad inteligente es un sistema complejo que agrega diferentes subsistemas. Entre ellos está el de los hogares. Para alcanzar la sostenibilidad y eficiencia en conjunto también tiene que serlo cada uno de los subsistemas, como el hogar”.

Una de las señas del hogar inteligente es la eficiencia de recursos energéticos. Aquí puede encontrar un aliado al nutrirse o alimentar la información que ofrece la ciudad. Si bien, antes de producirse esta interconexión queda aún el reto de gestionar la privacidad de forma adecuada. Muñoz tiene clara la necesidad de interconectar ambos sistemas: “Sin duda el disponer de una ciudad inteligente, en su significado estricto, debe fomentar la transformación digital de los hogares”, añade.

El caso de Santander

Uno de los casos de éxito de smart city más relevantes de la geografía española es el de Santander. El proyecto SmartSantander se puso en marcha hace ya más de una década. El impulso del gobierno de la ciudad cántabra, junto al de empresas como Telefónica, lo hizo posible. Luis Muñoz, que estuvo en primera línea de la iniciativa desde sus comienzos, destaca algunos de los logros conseguidos.

“Ha sido una de las primeras ciudades a nivel internacional en desplegar una gran infraestructura de Internet de las cosas. Esta ha posibilitado desplegar servicios para sus ciudadanos a la vez que se ha erigido en palanca para la experimentación y la innovación, puesta a disposición de la comunidad investigadora y al sector industrial”, apunta el catedrático de la Universidad de Cantabria. De esta forma, el proyecto ha sido un referente para otras ciudades que buscaban modelos eficientes y sostenibles.

En Santander se han colocado miles de dispositivos que permiten conocer en tiempo real el estado de servicios como el agua, los residuos, la movilidad o el alumbrado. Todos los datos que se reúnen mediante estos sensores se ponen a disposición de Ayuntamiento para una toma de decisiones más informada.

El catedrático también añade que SmarSantander “es uno de los primeros casos prácticos en consolidar un mercado digital único al haberse desarrollado en base a tecnologías e interfaces abiertas”. Muñoz hace hincapié también en el estímulo que la infraestructura inteligente de Santander ha supuesto para el emprendimiento local. Este tiene ahora la oportunidad de apoyarse en los recursos tecnológicos del ecosistema generado. Tampoco hay que olvidar la proyección internacional que la urbe ha adquirido gracias a ser una de las pioneras en el sector de las ciudades inteligentes.

Imagen principal: Nikotxan

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