Un grupo de científicos, participantes en una investigación conjunta, ha creado un cristal de sólo dos átomos de grosor, la anchura más fina conocida.
Lo curioso de este descubrimiento es que ha tenido lugar prácticamente de casualidad, pues el objetivo de los investigadores era producir grafeno. Dos equipos, uno de la Universidad Cornell (en la ciudad de Ítaca del estado de Nueva York) y otro de la Universidad de Ulm, en el sur de Alemania, trabajaban coordinados con el propósito de alcanzar un método satisfactorio de fabricación del que se ha convertido en el material prodigioso de la electrónica, cuando aún no tiene aplicaciones sólidas. Una filtración de aire en el proceso quiso que los resultados más interesantes fueran los restos que a priori se iban a descartar.
Las conclusiones de la investigación se publicaron hace tiempo en la American Chemical Society de 2012, pero es ahora cuando han alcanzado una nueva difusión el logro a raíz de haber sido inscrito en el Libro Guiness de los Récords. No en vano se trata del cristal más delgado del mundo.
Pero todo este reconocimiento, incluida la anecdótica mención en el registro de récords, ha llegado después de un curioso experimento (el adjetivo viene por la forma en que se desarrolló, no por el planteamiento que tenía). Y es que existen muchos centros de investigación y empresas a lo largo del mundo volcadas en perfeccionar los métodos de fabricación del grafeno, con el fin de hacerlo apto para la producción en masa y también para abaratar su coste.
De hecho, en España existen varias empresas dedicadas a la producción del grafeno que ya han desarrollado métodos originales, incluso se ha registrado una patente para generar el material a bajo coste. La investigación conjunta entre las universidades estadounidense y alemana no era sino una propuesta más de las muchas que se desarrollan hoy en día. Fue un accidente lo que abrió un camino inesperado.
Los científicos trabajaban con un horno de cuarzo, donde habían colocado el material que debía dar lugar al grafeno. En medio del proceso, cuando la temperatura era alta, se filtró aire al interior y el cuarzo reaccionó con láminas de cobre produciendo una ligera capa lodosa, que quedó encima del material deseado. Cuando los investigadores vieron el resultado y analizaron microscópicamente los deshechos se toparon con la estructura clara de un cristal.
Se trataba del cristal más delgado existente hasta el momento. Y será difícil de superar, pues su anchura está compuesta de una molécula, consistente a su vez en dos átomos. Los científicos han sido los primeros en poder observar a golpe de microscopio la estructura cristalina, que hasta ahora se había deducido teóricamente pero no podía ver por la complejidad interna del material. Las aplicaciones de este cristal ultrafino podrían en el futuro alcanzar a los transistores de dispositivos electrónicos e incluso en las baterías de éstos.
Imagen: Pulmonary Pathology
