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Los drones: esos aparatos voladores que ya están aquí

Los drones o VANTs (vehículos aéreos no tripulados) fueron usados en su versión sofisticada durante la invasión y la ocupación de Afganistán por el ejército de Estados Unidos. Sin embargo, su historia se remonta unas cuantas décadas atrás, en medio de la Primera Guerra Mundial. Hoy, se está pensando en aprovechar las cualidades de estos dispositivos para su empleo dentro de la sociedad civil, en áreas como la agricultura. Ya están en marcha pruebas para evaluar la eficacia de esta tecnología.

Desde antes de los atentados del 11 de septiembre, la CIA contaba con un programa en el que utilizaba drones no armados en Afganistán. Por aquel entonces ya se buscaba a Osama Bin Laden y estos aparatos servían para labores de vigilancia y espionaje. Tras el ataque terrorista al World Trade Center, los dispositivos voladores comenzaron a ir armados. Se usaron en operaciones en solitario para eliminar objetivos militares, lo que dio lugar a fallos que sembraron la polémica, como un ataque en febrero de 2002 a personas que recogían chatarra.

Orígenes ligados a los inicios de la aviación

En Afganistán se difundió su uso como instrumentos militares, pero este uso había sido pensado mucho antes. Los primeros tiempos de la aviación, el corto despegue de los hermanos Wright en 1903 y el primer vuelo certificado en 1906, realizado por el brasileño Santos Dumont, pronto dieron paso a la utilización de estas máquinas para la guerra. En 1911 se inicia la carrera militar de los aviones, durante la invasión italiana de Libia, aunque es en la Primera Guerra Mundial cuando comienzan los combates aéreos y los bombardeos. Desde el principio se advierten las ventajas de contar con aparatos voladores sin piloto.

Con este fin en mente, el científico Archibald Low diseña en 1916 un prototipo de aparato volador de madera y estaño. Tenía 35 caballos de potencia y disponía de radio control, que permitía darle órdenes sobre el eje vertical y sobre el horizontal.  El ejército británico consintió en hacer una prueba del improvisado avión, pero los mandos los tomó un piloto profesional (Low no pudo dirigir su invento porque no tenía licencia para volar). El ensayo acabó con algunas volteretas aparatosas y una colisión rápida. Paralelamente, en Estados Unidos también se desarrolló un proyecto parecido, pero los resultados fueron aún más pobres.

El fin de la contienda paralizó la investigación de los vehículos voladores no tripulados. Hasta que en la Segunda Guerra Mundial se puso en marcha un programa aliado para enviar desde Gran Bretaña aviones-bomba contra objetivos militares en la costa francesa, ya ocupada por Alemania. En este caso un piloto realizaba el despegue y después se lanzaba en paracaídas, dejando al aparato volar hacia su objetivo. No se alcanzó mucho éxito.

Posteriormente, el desarrollo de los cohetes, que comenzó también en la Segunda Guerra Mundial, de mano de los alemanes, con las bombas V1 y V2, dejó de lado la idea de inventar un aparato que volara sin piloto, controlable remotamente. No fue hasta mucho más tarde cuando se perfeccionaron los sistemas informáticos y de comunicación para crear lo que hoy conocemos como drones: dispositivos que pueden volar de forma autónoma y que pueden ser teledirigidos.

drones militares

Usos comerciales

A pesar del origen militar de estos dispositivos, ya se está planteando su uso dentro de la sociedad civil. Entre las primeras aplicaciones sobre las que se ha especulado está la vigilancia de los ciudadanos. Pero aparte de este polémico fin, que desvincula por completo a los aparatos de sus orígenes, hay diversas iniciativas orientadas aprovechar sus capacidades en el mundo comercial.

Domino’ Pizza, de Reino Unido, mostró recientemente en un vídeo cómo uno de estos aparatos llevaba una pizza a su destino. Un repartidor de la compañía controlaba la trayectoria, apoyándose en las imágenes que veía a través de las cámaras instaladas en la estructura. Aunque la demostración forma parte de una campaña publicitaria parece que realmente se está experimentando sobre este tipo de envíos.

Más allá de la anécdota, que podría pasar a ser realidad en un futuro, se han planteado el uso de drones para tareas comerciales, aunque no tan llamativas como el caso de Domino’s Pizza. En el sector agrícola, por ejemplo, se pueden utilizar estos aparatos para controlar el estado de los cultivos, comprobar los niveles de riego o si las plantaciones tienen alguna plaga o enfermedad. Esto tendría como consecuencia un aumento en el rendimiento, derivado de una monitorización más precisa.

El transporte y la mensajería han sido aplicaciones que desde el principio se ha visto como adecuadas para los drones, por su capacidad para salvar accidentes que otro vehículo no podría y por su rapidez. Tanto es así que el pasado mes de abril una noticia alcanzó gran difusión en la Red: el servicio postal de Francia emplearía drones para llevar el periódico a los habitantes de la región francesa de Auvernia, en el centro del país. Resultó ser una broma del conocido como April Fool’s, pero el hecho de que se publicara unos días antes de la fecha hizo que varios medios online cayeran en la trampa, porque de hecho no se ve tan lejano el día en que ocurra algo similar.

En la industria de las telecomunicaciones, la predicción del tiempo o la vigilancia de las costas también pueden tener cabida drones. Otras tareas que podrían desempeñar están relacionadas con las situaciones de emergencia. En un incendio o una catástrofe podrían sobrevolar la zona en búsqueda de personas atrapadas. Son más baratos que los helicópteros y, al ser más numerosos, podrían cubrir más superficie, así como internarse en lugares más estrechos y apretados.

Un sistema operativo para drones

Como todo dispositivo electrónico con ciertas capacidades, los drones requieren de un sistema operativo. También en esta materia se ha avanzado. La startup Airware está desarrollando un software que pretende convertirse en lo que el DOS de Microsoft fue para los ordenadores personales. Su plataforma basada en Linux ofrece a los fabricantes de drones facilidades para que sus creaciones sean modificadas pudiendo aceptar aplicaciones de terceros.

El objetivo es sacar el máximo partido al hardware del dispositivo, que cuenta con varios tipos de sensores y una potencia suficiente como para ejecutar programas de cierta complejidad. Así, los fabricantes podrán adaptar los drones a tareas específicas, como la vigilancia de los cultivos o la entrega rápida de paquetes. Estos aparatos voladores pueden convertirse en la próxima plataforma que centre la atención de los desarrolladores.

Imágenes de Don McCullough y Official U.S. Navy Imagery

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