El MIT muestra cómo las ciudades conectadas pueden decir adiós a los semáforos

DriveWAVE es uno de lor proyectos más ambiciosos del MIT, en el que se plantean las bases para, mediante la interconexión de todos los vehículos, mejorar el tráfico eliminando impedimentos como los semáforos.

En el sistema de circulación vial moderno, la gestión y seguridad que aportan los semáforos resulta fundamental. No sólo evita colisiones, sino que permiten controlar con precisión los flujos de cada zona para, estando bien diseñados los tiempos, descongestionar distantas áreas según factores como la hora del día. Sin embargo, en la ciudad conectada del futuro, en la que los coches autónomos reinarán sobre el asfalto, si es que las carreteras de plástico no han llegado para entonces, y gracias a avances como las redes 5G, será posible que todo fluya de otra manera, haciendo posible las ciudades sin semáforos.

ciudades sin semáforos

En ese sentido, una de las últimas aportaciones del Senseable City Lab del MIT es DriveWAVE, un nuevo diseño de red de carreteras en que los semáforos ya no tendrían cabida, pero pese a ello, las ciudades serían mucho más seguras, con menor contaminación y sobre todo, estarían más organizadas. Aunque lo ideal es que el sistema se pusiera en funcionamiento bajo una flota de coches autónomos, con que los coches pudieran conectarse a un sistema central bastaría, y la buena noticia esa conectividad se pondrá en marcha mucho antes.

Para hacerlo posible, la red del sistema de circulación dará órdenes a coches y conductores en función del destino elegido. En el caso de ser autónomo, la velocidad se modificaría para sincronizarse con el resto de coches. La gran ventaja de todo eso es la fluidez. Aunque temporalmente tengas que reducir la velocidad, lo importante es que la fluidez será constante, evitando las largas esperas que actualmente se originan no sólo cuando la luz de los semáforos se encuentra en rojo, sino cuando la aglomeración, incluso en verde, no permite avanzar.

Tal y como se presenta, parece imposible que las ciudades vayan a pasar por procesos de reconversión tan grandes, pero todo funciona así. Si comparamos nuestro sistema con la calzada romana, veremos que las ciudades están vivas, y que pese a los impedimentos físicos, son ellas quienes deben ser adaptadas a los nuevos modos de vida.

 

Imágenes: MIT.

 

 

 

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