El potencial de la Inteligencia Artificial en la Educación

Cuando empecé como profesora, como otros tantos profesores recién graduados, no tenía ni la más remota idea de en qué me estaba metiendo. Teach First(*) ofrecía una oportunidad para afrontar el problema del estancamiento en la movilidad social y yo podía cambiar las vidas de los jóvenes, y además podía hacerlo ya.

Al poco de comenzar el curso, aquella inocente y emocionada joven graduada estaba exhausta y desesperanzada. Si tenía dudas de si sería capaz de convencer a Abdul de traer un bolígrafo a clase, cómo iba a ser capaz de transformar las oportunidades educativas de mis estudiantes.

La docencia fue, y seguirá siendo, lo más difícil que jamás haya hecho. No me malinterpreten, me encanta enseñar, adoro a los estudiantes que me hacen reír cada día y a mis compañeros que trabajaban sin descanso para mejorar las oportunidades de otros. Pero era increíblemente difícil y no me veía preparada. Por lo que tras tres años y mucho analizar qué hacer, tomé la decisión de abandonar esta profesión.

Desgraciadamente, no era la única que encontraba en la docencia un reto insalvable: en una encuesta reciente dirigida a docentes, el 82% de los encuestados declaró que la cantidad de trabajo que gestionaban era inmanejable.
La gran mayoría del trabajo que los profesores hacen no solo es realmente complicado, sino que también es increíblemente importante. Los profesores son padres, trabajadores sociales y psicólogos, todo en uno. Deben diagnosticar las innumerables necesidades de los muchos jóvenes a los que enseñan y luego, no solo identificarlas, sino darles solución, todo a la vez mientras están atados a un estricto horario escolar.

Las herramientas de la mayor parte de profesionales han sido drásticamente modernizadas a lo largo de los últimos años gracias al rápido avance en innovación tecnológica. Ahora podemos gestionar nuestras finanzas, información médica o pedir un taxi con pulsar un botón de nuestros móviles. En medicina, el personal médico puede compartir imágenes de escáner o de rayos-x en tiempo real; disponen de la información del paciente de manera electrónica, lo que les permite realizar un seguimiento en el tiempo y de sus condiciones, haciendo posible una gestión más eficiente y efectiva.

Y, ¿cómo influye esto en la educación? Por desgracia, el impacto tecnológico ha sido limitado. Ha habido una evolución de las pizarras de tiza a las interactivas y, más recientemente, se ha producido la digitalización de los contenidos curriculares, pero, en lo fundamental, el sector no se ha beneficiado de los avances tecnológicos al nivel que otros sectores.

Las innovaciones tecnológicas continúan avanzando y parece que lo último en innovación, la Inteligencia Artificial (IA), tiene el potencial para hacer un cambio real en el sector educativo. Durante un largo tiempo la IA ha sido una palabra asociada mayoritariamente a avanzados robots que caminan sobre la estrecha línea que separa lo humano y lo artificial. La Inteligencia Artificial es un concepto amplio según el cual las máquinas son capaces de cumplir con tareas de una manera inteligente. La Inteligencia artificial general, en la que las máquinas pueden manejar cualquier orden, aún no existe. Sin embargo, la Inteligencia Artificial específica, donde las tecnologías relacionadas se centran en solucionar un problema concreto (una partida de ajedrez, por ejemplo), es ya una realidad.

Inteligencia artificial en educación

El fin último de la Inteligencia Artificial en educación (AIEd) es definido por Pearson y el University College de Londres (UCL) en su AIEd report (Intelligence Unleashed 2016) como “la consecución de un más profundo y exacto entendimiento de cómo el aprendizaje ocurre realmente”. El informe declara que existen tres modelos de AIEd: el pedagógico (conocimiento de aprendizaje efectivo), el dominio (el conocimiento del transmisor) y el de aprendiz (conocimiento del aprendiz). Estos tres modelos nutren el algoritmo de Inteligencia Artificial que entonces empezar a calcular cómo el estudiante aprende, disminuyendo la brecha de realización, reduciendo la presión sobre los profesores y equipando a los padres con mejor apoyo para el proceso de aprendizaje de sus hijos.

Uno de los principales agentes tecnológicos de la Inteligencia Artificial aplicada a la educación es CENTURY Tech, que utiliza tecnología basada en IA para mejorar el resultado del aprendizaje toda vez que reduce la carga de trabajo del profesor. Esta plataforma web reúne grandes cantidades de datos para que pueda “aprender” la mejor opción (en este caso, el proceso de aprendizaje óptimo) para cada estudiante basándose en una serie de recursos (la interacción con la plataforma). CENTURY usa sus datos para crear un Camino Recomendado de Aprendizaje único para cada estudiante. Los algoritmos del “machine learning” están aprendiendo constantemente con cada click, cada interacción en CENTURY que es grabada y permite analizar patrones de conducta. Cuantos más estudiantes usen la plataforma, más aprende el algoritmo de CENTURY sobre los estudiantes con recomendaciones más precisas.

Al mismo tiempo, CENTURY ofrece a los profesores datos en tiempo real, permitiendo dirigir sus intervenciones basadas en información veraz y actual. De acuerdo con el DfE, la gestión de datos y evaluación son las mayores “tareas innecesarias e improductivas” en el día a día del profesor.

Seamos claros, CENTURE no sustituye o sustituirá jamás a los profesores. No preveo un futuro en el que la tecnología sea capaz de reemplazar la humanidad, la empatía o el ingenio de un buen profesor. CENTURY permite, sin embargo, liberar espacio al profesor para que sea capaz de centrarse en lo que más importa.

Cuando te enfrentas a una clase con más de treinta alumnos, todos ellos con diferentes necesidades, preferencias y puntos de partida, el ser profesor puede parecer imposible. Tener el apoyo tecnológico apropiado puede ayudar a gestionar este monumental deber y hacer la maravillosa profesión docente sostenible.

(*) Nadya Thorman fue profesora de inglés en la iniciativa Teach First, además de consultor estratégico para Boston Consulting Group. Se unió a CENTURY Tech como COO en 2016 y es una apasionada del uso de la tecnología para mejorar la educación.

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