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Fintech, renovarse o morir

El término ‘fintech’ se traduce en un movimiento a través del cual muchas empresas del sector financiero quieren cambiar la forma en la que entendemos sus servicios, mediante la tecnología. Y cada vez está cobrando más fuerza.

Entendido como la fusión de la tecnología y los servicios financieros (“financial” y “technology”), el término fintech surge para responder a la pregunta de si todavía existe margen para la innovación y el desarrollo de nuevos servicios y productos. Es una cuestión que muchas empresas se plantean seriamente, llegando a creer en algunos casos que dicha innovación no es posible. Por suerte, la realidad es distinta.

Esta tendencia se está desarrollando sobre todo en el mundo de las startups, ya que estas pequeñas empresas suelen ser las que disponen de más rapidez y flexibilidad para introducir innovaciones. Las empresas que prestan servicios financieros a través de la tecnología necesitan una visión especial, además de grandes dosis de creatividad para descubrir qué necesita el mercado en realidad. Los pagos, transacciones, desarrollo de sistemas de seguridad financiera o monederos digitales son solo algunas de las soluciones ‘fintech’ que muchos utilizamos día a día.

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A principios del año pasado empezaban a aparecer las primeras predicciones sobre la tendencia que marcaría el término, y todas ellas han acertado de pleno. La clave está en la actual estructura del sistema financiero, en el que las grandes compañías no pueden ser lo suficientemente ágiles como para ofrecer a sus clientes la calidad que demandan. La gestión de las finanzas personales a través de un smartphone es un ejemplo perfecto sobre cómo ha evolucionado la tecnología financiera.

La realidad actual

La irrupción de la tecnología en el sector financiero ha generado un capital que supera los 11.000 millones de euros, según la consultora Accenture, y crece a un ritmo vertiginoso. España ha preparado el terreno durante los últimos años, y actualmente se encuentra con algo más de 120 compañías que se dedican a ello.

Por poner un ejemplo, la startup Kantox, empresa de origen catalán especializada en el cambio de divisas, ya se ha hecho un sólido hueco en el mercado, tras triplicar el volumen de transacciones realizadas en 12 meses, hasta alcanzar los 3.000 millones de dólares. Hay que tener en cuenta que, en comparación con empresas como PayPal, que ya tiene 18 años, España se ha introducido bastante tarde en el sector ‘fintech’.

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De todo el capital destinado a startups en nuestro país, las dedicadas a la tecnología financiera copan un 21,5%, por detrás del comercio electrónico. Según los datos, el 23% se centran en los modelos de pago, el 21% están especializadas en préstamos, el 18% son agregadores financieros, y el 17% ponen su foco en el crowdlending.

Tres de cada cuatro de estas empresas tiene menos de cinco años, lo que demuestra el tremendo impacto que han tenido en la sociedad en muy poco tiempo. Según las predicciones, el crecimiento se mantendrá estable durante los próximos años.

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