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El grafeno podría servir para crecer tejidos en el laboratorio

Científicos de Asturias logran crear las primeras espumas de grafeno con aplicación biomédica. Podríamos, gracias a ellas, fabricar órganos y tejidos in vitro con los que revolucionar los trasplantes.

La medicina regenerativa está de enhorabuena. Los espectaculares proyectos para cultivar tejidos y órganos en el laboratorio podrían ahora mejorar gracias a la introducción del material de moda, el grafeno. Este alótropo del carbono, con una apariencia de panal de abeja debido a la estructura que forman los átomos de carbono y sus enlaces covalentes, es protagonista de numerosos avances tecnológicos tras ser reconocido por el Premio Nobel de Física de 2010.

El cultivo de órganos y tejidos, actualmente en fase de investigación, es una promesa de la biomedicina, con la que se podría revolucionar el cuidado de nuestra salud. Diversas líneas de proyectos científicos ya han logrado importantes resultados, como salvar la vida de diez niños con problemas congénitos de corazón gracias a unas válvulas cardíacas fabricadas en un laboratorio suizo.

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Conscientes de las grandes aplicaciones que presenta el grafeno, científicos del ITMA Materials Technology de Asturias decidieron investigar la fabricación de espumas basadas en este material, para que sirvieran de ‘guía’ en el crecimiento de las células que forman tejidos creados en el laboratorio.

Aunque las primeras espumas de grafeno fueron desarrolladas inicialmente hace algo más de tres años, gracias a una investigación publicada en Nature Materials, ésta es la primera vez que son fabricadas con una orientación biomédica.

Como explica Nuria Campos Alfaraz a la Agencia SINC, «se ha demostrado que el grafeno, por su alto contenido en carbono, es un material que estimula el crecimiento de las células, lo que lo convierte en un sustrato con un potencial muy interesante para la medicina regenerativa».

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La técnica que han usado los científicos asturianos para crear estas espumas de grafeno, capaces de promover el crecimiento celular, es conocida como deposición química en fase vapor. Gracias a ella, se puede descomponer un gas que presente carbono (como podría ser el metano o el etileno), con el objetivo de ‘romper’ las moléculas para que se liberen los átomos de carbono, y éstos puedan reordenarse según se quiera.

Los investigadores asturianos llevan a cabo la fabricación de las espumas de grafeno en hornos a temperaturas superiores a los 1.000ºC. Después utilizan un microcatalizador, que presenta un grosor de un cabello humano, para así dotar al grafeno de la ‘tercera dimensión’ pues actúa como molde de la espuma. Esta última fase es crítica, ya que puede romperse y dañarse la estructura.

Si el grafeno ya estaba presente en medicina gracias al impulso de la tecnología wearable, esta nueva aplicación puede ser muy importante para conseguir generar órganos y tejidos in vitro. El uso biomédico de estas espumas podría llevarnos a revolucionar por completo el mundo de los trasplantes, y así mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Imágenes | RoohaT (deviantArt), Ángela Bernardo, Agencia SINC

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