InSight aterriza con éxito en Marte tras superar los «siete minutos de terror»

La sonda de la NASA lanzada en mayo ha logrado aterrizar con éxito en el planeta rojo tras atravesar la atmósfera a casi 20.000 kilómetros/hora y conseguir reducir su velocidad para no estrellarse.

Cada vez conocemos mejor Marte, y parece que la conquista del planeta rojo está más cerca que nunca. Desde los años 70, la NASA comenzó a captar imágenes del planeta que auguraban la existencia de agua. En 2001, fue la propia NASA quien confirmó haber encontrado hielo en el subsuelo gracias a la sonda espacial Mars Oddisey.

Unos años más tarde, en 2004, el rover Opportunity fue el encargado de enviar pruebas a la Tierra que desvelaban un pasado del planeta rojo con abundante agua líquida en su superficie. En 2012 se produjo un aterrizaje en Marte gracias al explorador Curiosity de la NASA y pudieron analizar las rocas en busca de vida. De todas las misiones lanzadas a Marte, sólo unas pocas han alcanzado al planeta, con una tasa de éxito del 40%, provenientes de Estados Unidos.

Hoy la NASA se ha vuelto a enfrentar a una nueva aventura y ha logrado aterrizar en Marte con la sonda InSight. Se trata de una misión liderada por los ingenieros del Jet Propulsion Laboratory (California) con el propósito de conocer los interiores del planeta para estudiar su geología, balance térmico y actividad sísmica.

Misión InSight: «los minutos del terror»

El objetivo de la misión InSight es, según la NASA, recopilar datos del interior de Marte, tomar los signos vitales del planeta, su pulso y temperatura para comprender por qué perdió su campo magnético. La misión fue lanzada el pasado 5 de mayo y, tras un viaje de siete meses y 485 millones de kilómetros recorridos, hoy ha sido su aterrizaje.

¿Cuál ha sido el mayor reto? La parte más complicada de la misión son los llamados «siete minutos de terror». Según la NASA, todas las naves enviadas a Marte se han enfrentado a este problema. La sonda ha entrado en la atmósfera de Marte, alcanzando una velocidad máxima de casi 20.000 kilómetros/hora, y ha tenido un plazo de siete minutos para frenar antes de tocar tierra.

El roce con la atmósfera ha calentado su escudo térmico hasta los 1.500 grados y, a sólo tres minutos de tocar tierra, ha desplegado un paracaídas que ha frenado la sonda a los 1.370 km/hora. Durante el último tramo del descenso, a un kilómetro aproximadamente, ha soltado el paracaídas y ha frenado hasta los 8 kilómetros por hora, la velocidad segura para el aterrizaje. En resumen, durante esos escasos minutos deberá reducir su velocidad de cerca de 20.000 km/h a tan sólo 8 km/h para no estrellarse. Un reto complicado que, según Rob Manning, ingeniero jefe del JPL, «no se puede ensayar en ningún lugar de la Tierra». Lo han conseguido.

Desde hace seis años, ninguna otra sonda había conseguido aterrizar en Marte. La última nave que lo intentó fue la Schiapparelli de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), aunque falló estrellándose contra la superficie. La agencia espacial estadounidense, por su parte, ha logrado aterrizar en el planeta rojo con éxito siete veces. Hoy suma una misión más.

InSight ha entrado en la atmósfera de Marte a las 20:47 p.m. (hora española) y los nanosatélites MarCO, que despegaron en mayo junto con InSight, han sido los encargados de retransmitir la primera señal desde el planeta. A las 20:52 p.m. las señales indicaban que InSight había desplegado su paracaídas según lo previsto.

A las 20:55 p.m. se confirmaba: InSight ha tocado suelo y ha logrado aterrizar con éxito en la superficie de Marte.

Los enigmas del planeta rojo que descubrirá InSight

Por el momento, sabemos que Marte tuvo en su pasado una atmósfera cálida y húmeda parecida a la Tierra, y se descubrió que había albergado agua líquida. Los datos de InSight podrán revelar cómo se formó el planeta hace 4.500 millones de años y por qué perdió su campo magnético quedando desprotegido.

La sonda InSight está compuesta por un brazo robótico para poder mover los instrumentos de medición y de dos cámaras a color. Además, también tiene incorporado un sismógrafo para registrar vibraciones sísmicas, y un sensor térmico para analizar la temperatura y conocer cuánto calor desprende. Conocer los datos de su temperatura permitirá a los expertos estudiar la dinámica interna y el vulcanismo del planeta.

Por otro lado, la sonda podrá ofrecer datos precisos sobre la forma y orientación del eje de rotación de Marte. Por último, el Centro de Astrobiología del CSIC ha colaborado proporcionando los sensores de viento y temperatura con los que se analizarán las condiciones meteorológicas de Marte.

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