La doble cámara ha llegado para quedarse y democratizarse

En el amplio espectro de los smartphones se han vivido muchas tendencias inútiles, como el 3D o la aparición de las curvas. Sin embargo, otras como la doble cámara, vienen, ven y vencen.

Hubo una época, allá por 2014, en que las dobles cámaras eran noticia simplemente por existir, y no porque sus funciones generasen un valor añadido real. Es algo que quedó patente con el HTC One M8: sus desenfoques estaban muy lejos de producir resultados atractivos, generando más bien todo lo contrario. Antes que eso, habían existido terminales como el LG Optimus 3D con una doble cámara enfocada a recoger distintas perspectivas, pero no cuajó porque el 3D fue un fracaso para las industrias móvil y no móvil.

Hoy todo ha cambiado. Tras no ser de nuevo la primera, pero sí ser la primera en llegar con un producto refinado, Apple ha vuelto a marcar el rumbo a seguir por el mercado, esta vez con el fantástico efecto de profundidad o bokeh del iPhone 7 Plus. A partir de su lanzamiento, marcas que habían llegado antes, como Huawei, han tenido que mejorar su propuesta y mostrar que por mucho menos desembolso (aunque todavía en gama alta), sus resultados son también buenos.

Cámaras, cámaras everywhere.

Como ya repasamos, la compañía china es una de las que aúna varios enfoques. Ofrece fotos espectaculares gracias a su lente monocromo, sin dejar de lado el efecto de profundidad. El LG G6 no ofrece el efecto de profundidad, pero sí es capaz de, sin que el usuario se tenga que alejar, tomar fotos con gran angular espectaculares.

Pero lo realmente interesante está en la democratización. Hay terminales chinos de menos de 100 dólares que cuentan con doble cámara, pero no saben qué hacer con ella, o lo hacen muy mal. Por el contrario, OnePlus y Xiaomi, dos referentes mediáticos del mercado asiático pero que cuentan con menos recursos de investigación y desarrollo que Apple o Samsung, han traído la doble cámara a sus dos terminales estrella, el OnePlus 5 y el Xiaomi Mi6. Ambos productos siguen exactamente el esquema de Apple: primera lente con angular tradicional y segunda lente con lente telefoto que permite un «zoom óptico» 2X sin pérdida de calidad.

Aunque sea importado, el Xiaomi Mi6 ofrece un gran modo de profundidad por menos de 400€.

Los resultados de ambas cámaras con efecto de profundidad son espectaculares, especialmente para el precio con el que cuentan. El punto débil de los terminales económicos siempre ha sido su cámara, porque los desarrollos no permitían lograr buen procesado por software. Sorprende que terminales de mucho menor precio que el de los líderes del mercado hayan podido acercarse tanto en menos de un año.

Podría ser un espejismo, pues se supone que ese enlace vanguardista entre foto y procesado extremo de software (con ayuda de hardware) que es la fotografía computacional va a abrir mucho el hueco entre terminales de marcas sin recursos y de marcas con ellos. Sin embargo, la democratización tiene dos grandes aliados. Por una parte está Google, que está ofreciendo a los desarrolladores de manera gratuita cientos de herramientas de reconocimiento de objetos en imágenes, y por otra está Qualcomm, que es el fabricante de chips más importante y que en cualquier momento puede incluir en sus procesadores de imagen (ISP) un modo de generación de efecto de profundidad que sea suficientemente bueno incluso para terminales por debajo de los 200€.

Tras una época turbia para lo importante en fotografía, con las compañías centradas en las cámaras para selfie en cuanto al marketing, los efectos de profundidad y sus modos retrato han acercado tanto los smartphones a los resultados de las cámaras réflex que se está viviendo una pequeña revolución en este sentido. Y lo mejor es que, dado su proceso de democratización, han llegado para quedarse y no ser el nuevo 3D.

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