Lo que aprendimos en el MWC 2016 sobre redes 5G

Tras la explosión en 2013 de las redes 4G LTE, el MWC 2016 nos ha dejado varias pistas y algunas certezas sobre el próximo gran avance en el sector, las redes 5G. Por primera vez, más allá del mundo móvil, afectará a todos los dispositivos de nuestras vidas.

Cuando aún no se han cumplido ni 3 años desde que Movistar España lanzase su soporte al servicio de redes 4G en España, ya nadie duda de la gran aportación que han supuesto a las comunicaciones móviles. Al principio se cuestionó su necesidad, alegando que con buena cobertura 3G era suficiente o que la necesidad de adquirir nuevos terminales lo haría fracasar. Con el tiempo, tanto su implantación, como la de la fibra han sido un éxito y han posibilitado el consumo de contenidos en alta definición en cualquier parte y con una latencia mínima. Y lo próximo, sí, son las redes 5G.

El 5G, a falta de un estándar

Y aunque todavía no hay demasiadas certezas, sí que es seguro afirmar que ha sido una de las grandes estrellas del Mobile World Congress 2016 y que, más que nunca, sí, es necesario ante el mundo conectado que ya existe y que crecerá exponencialmente de aquí a 5 años. El mundo dominado por el Internet de las Cosas y los primeros coches autónomos necesita más ancho de banda, menor latencia y mucho mayor alcance. Esas, y algunas cosas más que repasaremos nos dejará aproximadamente por 2020 el 5G.

Lo primero que tenemos que saber es que aún no es un estándar cerrado, sino que actualmente han comenzado a desarrollarse y negociarse sus detalles entre organismos gubernamentales, operadoras y empresas tecnológicas, lo que debería finalizar a finales del año 2018, momento en que se podría comenzar el proceso de instalación, tal y como ocurrió con el estándar 4G-LTE, que se estandarizó en 2008. Hablaríamos de 10 años entre tecnologías comerciales, similares a los 9 que pasaron desde que el 3G se estandarizó en 1999.

5G

Como decíamos al comienzo, el Internet de las Cosas y los coches autónomos son una de las claves del 5G, y no la velocidad -aunque mutltiplicar por 10 las velocidades). Aunque esta nunca está de más y ayudará a implantar contenidos 4K (y 8K) además de permitir streaming de videojuegos, las grandes claves son la latencia -el tiempo que tarda en  recibirse el primer paquete enviado- y el número de dispositivos que aceptarán los nodos/celdas.

Respecto a lo primero, se espera que la cifra baje en un primer estadio hasta los 5 milisegundos, similar a las que se obtienen por fibra óptica. Esto permitirá una  interconexión de gran calidad entre aparatos conectados en tiempo real, y sobre todo, proveerá de seguridad a coches que dependen de la información que otros envíen a la ciudad para circular sin perligro. En el campo de los videojuegos, el 5G permitirá experiencias de streaming como las que se proponen con OnLive tan fluidas como juego con contenidos físicos o descargados en local, lo que puede hacer innecesarias las consolas físicas en cada casa.

Respecto a lo segundo, se espera que las nuevas celdas puedan soportar sin saturación espacios mucho más sobrecargados, con hasta 100 dispositivos por metro cuadrado. Puede parecer exagerado, pero cuando cada casa tenga sensores y aparatos repartidos por puertas, ventanas y luces, será necesario.

Otra de los aspectos de relevancia sobre el 5G, según nos contó Ericsson, será la comunicación Device-to-Device (D2D) o Vehicle-to-Vehicle, en la que los dispositivos son capaces de conectarse y comunicarse entre sí, ayudando además a expandir el rango de cobertura creado por las antenas.

 

 

 

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