Los grandes pilares de Apple en sus 40 años de vida

Hoy se cumple 40 años de Apple. 40 años del nacimiento de una compañía que cambió la tecnología para siempre. Repasemos sus pilares principales.

40 años son muchos años. Pocas empresas tecnológicas han sobrevivido tantos, y, sobre todo,  pocas han logrado tener éxito, o mejor dicho, renacer de sus cenizas, cuando prácticamente habían desaparecido. Pero hoy hablamos de Apple, una compañía que, aunque ha tenido competencia muy dura y con mucho más poder en ciertos momentos, ha logrado, y logra a día de hoy, lo que pocas hacen: dejar su sello personal y, en menor o mayor medida, ser considerada relevante en las vidas de su público. Veamos cuáles han sido los pilares que han sustentado todo ello durante estos largos 40 años de Apple.

Steve Jobs

Steve Jobs

Nunca el fundador de una empresa ha logrado lo que Steve Jobs consiguió con Apple. Probablemente se han dado casos de éxito incluso mayores, como el del propio Tim Cook en su mandato actual. En Apple, sin embargo, Steve Jobs no fue una persona más detrás de unos números excelentes, o un alto ejecutivo más. Steve Jobs fue, y es a día de hoy, una bandera de la compañía de Cupertino, y esto es innegable. Como cofundador, junto a Steve Wozniak, y al olvidado Ronald Wayne, logró imprimir por encima de todo sus principios y su visión de cómo tenía que ser la tecnología que, según él, iba a cambiar la vida de las personas.

Desde el principio tuvo muy claro que, una de las grandes bazas de Apple tenía que ser comercializar el software que Wozniak escribió en sus propios ordenadores, sin licenciar a otros fabricantes. Es algo que siempre ha caracterizado a Apple, salvo en un período la época negra sin Jobs (1995-1997), en la que la empresa decidió «licenciar» su sistema operativo con el objetivo de expandir su cuota de mercado. Salvo en ese momento, las soluciones integradas, que hoy vemos en toda la gama de dispositivos, han marcado la estrategia de Apple y supone uno de los grandes legados de Jobs.

Macintosh-Hello

Otro, desde el proceso de diseño y fabricación del Macintosh original, y junto al equipo de ingenieros que ayudó a crearlo, fue que la informática debía tener un papel en el hogar, frente al corporativismo de la época. Pese a ser el primer ordenador comercial en traer una interfaz de usuario controlable mediante un ratón, las ventas a la larga no fueron lo esperado, y para el mercado empresarial más dado a invertir grandes cantidades de dinero, la carencia de software fue un factor decisivo para migrar a otros sistemas. Y es aquí cuando llega una de las grandes paradojas de la historia de Apple. Steve Jobs fue llevado a dimitir por una persona que él mismo nombró, John Sculley. Tras un bajón de ventas, la compañía comenzó un proceso de reestructuración. Sculley decidió relegar a Jobs de su liderazgo en el equipo del Macintosh, y tras sentir muy frustrado, acabó dimitiendo y vendiendo todas sus acciones, menos una simbólica.

En este punto, a Jobs le tocó vivir 12 años alejado de Apple. Sin embargo, su actividad durante el período,  además de considerarse objetivamente productiva, tendría gran parte de culpa en el éxito futuro de Apple. Dejando Pixar de un lado, Jobs fundó NeXT Computer, y su sistema NeXTstep, sería no sólo activo más atractivo de Jobs para volver a Apple, que estaba necesitada de software de calidad tras años de estancamiento, sino que supuso la gran base de lo que hoy en día es OS X. Gracias a que Gil Amelio, CEO de Apple en 1997, decide comprar NeXT, Jobs pudo volver a casa por todo lo grande, siendo elegido CEO interino o temporal. Más tarde, se pierde la temporalidad del cargo y se establece como CEO definitivo.

Y es aquí donde Jobs deja más marca que nunca. Impulsa el nacimiento de algunos dispositivos y servicios que, a día de hoy, son considerados como los grandes salvadores de la compañía: el iMac, el iPod y con él, la iTunes Music Store. Entre la fecha de lanzamiento de los dos últimos, en 2002, se conoce que Jobs comenzó a pensar en lanzar un tablet. Sin embargo, la tecnología no estaba lista aún para un proyecto así, y la atención se puso primero en el iPhone original, cuyo desarrollo costó 150 millones de euros. La era del iPod había pasado, y a Jobs no le importaba canibalizar su catálogo, siempre que los movimientos fueran hacia el futuro. En 2010, en la que fue su última keynote debido a los problemas de salud que ese mismo año le llevarían a la muerte, Jobs presentó al mundo el eslabón perdido entre el smartphone y el portátil, el iPad. El resto, es historia.

iPad

 

El fiel público

En los 40 años de Apple siempre ha existido, incluso en sus momentos más bajos, algo de lo que otras empresas tecnológicas carecen, y son clientes que no sólo adquieren sus productos, sino que sienten auténtica fascinación por la compañía y que, aunque el nivel de los lanzamientos suele ser alto, perdonan todo lo que haga falta. Cómo lógica encontramos eso, que la calidad de sus productos, a día de hoy, más allá de debates sobre precios exagerados, es bastante alta.

colas apple

Esto ha hecho que desde el renacer cada vez sean más los clientes que afirman «compartir los valores que la marca impulsa», así como «la forma de ver el mundo». Por ello, parte del público de Apple (no se puede hablar de una totalidad en una empresa que vende a todos) puede relacionarse más con los sentimientos que despiertan deportes como el fútbol que con los que levantan otras tecnológicas. Ha sido un gran pilar, y las grandes colas en los lanzamientos dan muestra de que lo sigue siendo.

La innovación

Sin duda, uno de los grandes debates históricos sobre la figura de Apple como empresa ha tratado sobre su grado de innovación. Por una parte, la visión general que se tiene de la empresa es de muy  innovadora y rompedora en todos los mercados donde, desde el regreso de Jobs, ha querido estar. Se suele alegar que Apple no inventó la interfaz de usuario, sino que la «robó» a Xerox. Otras muchas voces desacreditan el trabajo de Apple con el iPod, el iPhone o el iPad. Y pueden tener parte de razón. Apple no inventó los smartphones, las tablets o los reproductores MP3.

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Pero con mayor o menor relevancia, sólo hay que prestar atención a esos mercados en 2001, 2007 ó 2010, para saber que, aunque no creara segmentos nuevos, acercó mercados de nicho al público géneral. Detrás de ello hay una explicación: sobre todo, iPhone y iPad rompieron radicalmente con productos que existián, pero que casi ningún usuario normal quería usar. Personalmente, más allá de considerarla o no innovadora, considero a Apple una compañía disruptiva.

La publicidad

Desde su primeros días, Apple como empresa ha estado rodeada de algunos de los mejores publicistas del mundo. Y dadas las exigencias de Jobs, no era tarea fácil. Los anuncios de Apple, más allá de, obviamente querer vender productos, tienen un gran grado de vender imagen y valores de marca. Desean vender una idea. Y es algo que podemos ver en el mítico anuncio de 1984, emitido durante el descanso de la Super Bowl de ese año. Tomando como base la obra 1984 de George Orwell, crítica con los totalitarismos, Apple y Ridley Scott representaron al «Gran Hermano que todo lo ve» como un ente opresor, pero esta vez no como dirigente máximo del Partido Único, sino como su mayor rival en la época, IBM. Con el anuncio, querían dar a conocer al Macintosh, pero lo importante era el mensaje de liberación que con él se quería ofrecer.

Dentro de otros muchos buenos anuncios, el otro que destaca al nivel que hemos mencionado es el titulado «Think Different», otro fruto del regreso de Jobs. Con él, Apple se identificaba con grandes genios de la historia en múltiples ámbitos, definiendo cómo afectaron sus vidas e ideas al mundo. Era la época en la que pensar en ordenadores, era hacerlo en PCs con Windows y procesadores Intel. Apple llamaba a pensar diferente, para cambiar la realidad.

El diseño

Apple es considerada, como Sony en los 80, o Braun en la época de Dieter Rams, una de las compañías que más ha aportado al diseño de los productos. Aunque en algún caso hacerlo bonito haya resultado problemático, como ocurrió con el PowerMac G4 Cube, que sufría problemas de sobrecalentamiento, Apple, sobre todo cuando ha estado liderada por Jobs, y en la actualidad, en una empresa que no concibe la funcionalidad sin un buen diseño, hasta el punto de que ciertos productos se han retrasado durante años por no ser el apartado técnico compatible con esquemas muy avanzados a su tiempo. Jobs solía decir que cuando pensaban en el producto lo pensaban como experiencia final entre estética y funcionalidad, pues de perder la primera, los productos no tendrían esencia.

Como máximos exponentes del diseño, se nos ocurre destacar un ordenador y un smartphone. El primero no puede ser otro que el iMac G4 «Lamparita», expuesto en el MoMA (Museo de Arte Moderno de Nueva York). Se trata de un ordenador todo-en-uno que, incluso a día de hoy, sigue sorprendiendo por la  flexbilidad y capacidad de movimiento de su brazo, como vemos en su anuncio promocional. Además, tras la «chepa» del iMac G3, sorprendió enormemento cómo en la parte inferior cupo el ordenador y toda la circuitería.

Y por último, el smartphone que supuso el despegue definitivo de Apple en el mundo móvil. No es otro que el iPhone 4, una de los grandes exponentes hasta la fecha del diseño industrial del equipo dirigido por Jonathan Ive, que también pasó a ocuparse de interfaz de usuario. Tras venir del plástico, el vidrio de la parte trasera unido con el aluminio de los laterales (que algún problema dio), hicieron que se convirtiera en uno de los ejemplos a seguir, y de hecho, 6 años después, ciertas líneas de su diseño continúan existiendo en el recién lanzado iPhone SE.

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