El reto de China ante la producción de energía

El nuevo objetivo de China es estar a la vanguardia en la lucha por la protección del medio ambiente. El problema es que aún le queda mucho trabajo por delante.

La lucha contra la contaminación se presenta complicada, especialmente para el país asiático. Han sido tantos los años evitando afrontar su realidad que ahora el trabajo es doble. Según la Organización Mundial de la Salud, China sigue siendo el país con mayor contaminación atmosférica del mundo; el fenómeno climático popularizado por Reino Unido, el amog, se ha pasado las diferentes ciudades de China. En este contexto, las autoridades del país tomaron la determinación, en 2017, de reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera producidas por la generación de energía en un 30%; en un intento de bajar los 500 microgramos de contaminación por metro cúbico que se suelen alcanzar en las grandes urbes.

Tras la salida de Donald Trump del Acuerdo de París, China ha decidido reforzar su presencia en el grupo de lucha por el medio ambiente, especialmente Europa, intensificando su trabajo en este ámbito. Y ya de paso, convertirse en un líder en el sector de las energías renovables. Para ello, ha reforzado sus presupuestos en energías limpias en 32.000 millones de dólares anuales, –infinitamente más que cualquier otro país del mundo y más del doble que Estados Unidos–.

Estas inversiones están enfocadas en otros países, Alemania es uno de los grandes beneficiarios, a través de la cooperación entre empresas del sector, pero también en la propia China. De hecho, el país acaba de estrenar la mayor planta solar flotante del mundo, que ya se encuentra funcionando a pleno rendimiento. La planta, que tienen una capacidad de producción de 40 megavatios, se han construido encima de las ruinas de una ciudad minera inundada hace años en la provincia oriental china de Anhui.

La razón de haber instalado este sistema en una zona con agua tiene mucho sentido para China: el espacio terrestre es un bien muy preciado para China por su alta densidad de población, por lo que aprovechar zonas inundadas es necesario. Por otro lado, los paneles conservan el agua potable debido a que el sol no incide directamente. De esta manera se evita su evaporación y aumenta las reservas de agua.

Esta nueva planta se suma al objetivo de reducir en un 20% el consumo de combustibles fósiles en el país asiático.

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