robot de los sentimientos

El robot de los sentimientos se acerca a la realidad más humana

El robot de los sentimientos, desarrollado por la Escuela Sibley de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial (MAE), es capaz de expresar emociones desde los cambios que se producen en su superficie externa.

El robot de los sentimientos llega para poner un punto y aparte en la relación entre los humanos y los robots. Un nuevo prototipo se anuncia ahora como el futuro de las emociones dentro de la robótica.

Las emociones llegan a través de la piel

El nuevo robot de los sentimientos ha sido el fruto del trabajo de Guy Hoffman y su equipo. Este profesor asistente y miembro de la Facultad de Mills Family en la Escuela Sibley de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial (MAE), siempre pensó que los robots no deberían ser tan solo un modelo creado por el hombre o una copia del mismo.

Por ello, junto con estudiantes de su Laboratorio de Colaboración y Compañerismo Humano-Robot, buscó desarrollar un prototipo de robot capaz de interactuar con nuestro propio lenguaje, y aprovechar nuestros instintos.

El resultado ha sido el robot de los sentimientos. Capaz de expresar emociones a través de cambios en su superficie externa, este diseño cuenta con una piel cubierta de unidades de textura, cuyas formas son controladas por actuadores fluídicos.

El mundo animal: la fuente de inspiración

El trabajo de Hoffman ha encontrado en el mundo animal su fuente de inspiración. La relación entre humanos y animales ha sido el reflejo para desarrollar este robot de los sentimientos. Y es que, este estudio partió de la comprensión de las señales no verbales que emiten los animales y nuestra comprensión de las mismas.

robot de los sentimientos

Por tanto, el diseño de este robot de los sentimientos presenta también dos formas animales: piel de gallina y púas. Las unidades de actuación para dichas formas están integradas en módulos de textura, con cámaras fluídicas que conectan prominencias del mismo tipo.

Igualmente, el equipo capitaneado por Hoffman probó dos sistemas de control de actuación distintos con el nivel de ruido y la minimización del tamaño como factor de impulso en ambos diseños.

Un avance de futuro

Aunque por el momento no existe una aplicación determinada para el robot de los sentimientos, el hecho de que la piel cambie ante diferentes texturas asignadas a su estado emocional es un gran primer paso en el avance entre la relación entre humanos y robots.

Las expresiones faciales y gestos que los robots actuales son capaces de llevar a cabo se verán complementadas con este nuevo avance de futuro donde el mundo de los sentimientos hará su entrada.

Pero antes habrá que hacer frente a una serie de desafíos, entre los que se encuentran el desarrollo de una tecnología capaz de encajar en un robot autónomo, independientemente de la forma que adopte, o que la misma tecnología sea capaz de mejorar su respuesta ante cambios emocionales inmediatos del robot.

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