Como si de Wily Fog se tratase, los pilotos a bordo del Solar Impulse 2 han conquistado los cielos del mundo y han conseguido dar la vuelta al globo en un año.
Un año y cuatro meses y más de una década de preparación detrás del proyecto. . Ese es el tiempo que le ha costado al Solar Impulse 2 aterrizar en el aeropuerto de Abu Dabi, después de haber volado el mar de Arabia, India, Myanmar, China, los océanos Pacífico y Atlántico, Estados Unidos, Europa y África.
A una velocidad media de 75 kilómetros por hora, con 40.000 kilómetros recorridos, 17 vuelos y 500 horas de viaje, este avión único en su especie ha sido capaz de volar únicamente con energía solar. Tras más de 365 días de vuelo, su piloto principal ha declarado que ‘este momento es muy especial para nosotros, hemos completado este viaje y estamos muy emocionados con la llegada a Abu Dabi’.
Pero, ¿es el único que funciona con energía solar? Hubo otras experiencias antes de esta, en la que otros aviones tripulados obtenían su mayor fuente de energía de los rayos solares. Sin embargo, este ha sido el único capaz de acumular suficiente carga como para poder seguir volando en la noche; y además, ha sido el más grande jamás fabricado, pero con el menor peso conseguido. Para el Solar Impulse 2 todo han sido récords.
El objetivo de este proyecto era poner en práctica una tecnología nunca antes probada en el terreno de juego y demostrar que funciona. Más allá de sus limitaciones en cuanto a carga, tiempo y fondos destinados a sacar adelante al Solar Impulse, el trasfondo de la idea residen en el que hecho de concienciar a los gobiernos e industrias. Desde el primer momento, hacer ver que otra realidad en el mundo del transporte aéreo es posible ha sido uno de los objetivos de la iniciativa más global de los últimos años.
De hecho, a partir de este momento ambos pilotos iniciarán el Comité Internacional de las Tecnologías Limpias. Una organización benéfica que busca asesorar a los Gobiernos en materia de recursos energéticos renovables.
