Este software permitirá que las personas con enfermedades que les generen temblores puedan usar smartphones.
Cuando la tecnología avanza lo hace al ritmo del mercado y al que demandan la mayoría de los usuarios. Pero en esta carrera a veces hay grupos que se quedan descolgados en algún tramo. Esto ha ocurrido con los smartphones y las personas que tienen algún tipo de enfermedad que les produce temblores. Cuando los dispositivos táctiles se convirtieron en un complemento personal prácticamente imprescindible estas personas vieron cómo se quedaban fuera de usar los servicios de mensajería más populares, las redes sociales y otras aplicaciones.
Ahora dos estudiantes y un profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén han desarrollado un software que podría abrir las puertas del smartphone a millones de personas. Su cometido consiste en absorber el efecto de los temblores para identificar cuál es el punto que el usuario quiere tocar en la pantalla.
Para una persona con temblores presionar un botón físico no es fácil, pero mucho menos lo es tocar un punto en un panel táctil, pues la precisión es menor en este caso. Si pensamos en escribir en un teclado virtual la tarea se complica aún más. Con las letras tan juntas es imposible que los temblores no acaben mandando sobre la escritura sin contar con la intención del usuario.
En la actualidad hay 11 millones de personas en todo el mundo con algún tipo de parálisis cerebral que conlleva temblores, según datos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, así como unos 10 millones que padecen Parkinson.
La forma que tienen estas personas de tocar una pantalla táctil es muy diferente de un usuario sin su problema. Como se puede ver en la imagen superior, para lograr tocar en un punto se tocan varios que están alrededor. Lo que hace el software ideado por los investigadores es absorber el efecto de los temblores para así concretar cuál es el sitio donde se quería tocar.
Los investigadores describen su trabajo como un programa de traducción, que detecta todos los puntos tocados y descarta el ruido que hay en ellos, para centrarse en lo que quiere el usuario. Mucho más útil que otras interfaces que pretenden sustituir a la pantalla táctil, como la voz (si el usuario está en un sitio público tiene que compartir con las personas que están con él lo que va a enviar por el móvil) o un teclado físico, que no resulta cómodo llevar encima.
Imágenes: Udithawix y Universidad Hebrea de Jerusalén
