¿Cuántas veces no hemos leído el caso de un emprendedor que abandonó la compañía en la que trabajaba para montar su propio proyecto? Muchas, sin duda. En ocasiones, esta salida de talento de la empresa está motivada porque el empleado no se contenta con los retos que le proporciona su compañía y se siente estancado. ¿Por qué no aprovechar ese empuje que demuestra y conseguir que aporte sus ideas dentro de la firma?
A veces, ni siquiera la compañía sabe cómo gestionar ese activo que tiene dentro de su organización y deja que el trabajador acabe marchándose para crear su propio negocio. Sin embargo, si consigue reenfocar su carrera, logrará tener dentro de la compañía a una de las figuras más preciadas en los nuevos modelos de negocio: los intraemprendedores.
Comprometido y sin miedo
Como su nombre indica, son los empleados dispuestos a emprender dentro de sus propias empresas. Está comprometido con los valores de la compañía y no tiene miedo a arriesgar. Necesita nuevos retos y esto lo convierte en una pieza fundamental dentro de los planes de innovación de las compañías.
Pero como decíamos, a veces son las propias empresas las que no saben beneficiarse del potencial de los empleados que quieren emprender y los dejan marchar. Esto se explica porque suelen ser trabajadores poco conformistas, que se muestran críticos a veces con la línea que está siguiendo la compañía y no entienden que las cosas se hagan “porque sí”.
Son perfiles profesionales a los que la resistencia al cambio de las compañías les desmotiva y no soportan la burocracia en la que caen algunos proyectos dentro de la compañía. Esto les lleva a decir lo que piensan y, en ocasiones, depende del superior que tengan, son empleados que terminan por ser “molestos”.
Potencial de nuevas ideas
Pero lo cierto es que son trabajadores cuyo entusiasmo y compromiso con la firma con la que trabajan no ha decaído, sino al contrario, por lo que hay que saber identificarlos y aprovecharse de ese potencial de innovación dentro de la corporación. Suelen ser ya empleados con cierta antigüedad en la compañía –alrededor de tres a cinco años– que todavía continúan motivados, que conocen bien cómo funciona y que empiezan a sentir ganas de hacer algo nuevo.
A menudo, son personas que ya han hecho pequeños cambios, pequeñas mejoras en los productos o servicios de la compañía. Para ello, muchos habrán empleado incluso su tiempo libre, tardes o fines de semana. ¿Por qué no proporcionarles un espacio de su tiempo laboral para crear, para ayudar a mejorar la compañía?
Grandes empresas tecnológicas como Google, Twitter o Facebook dejan tiempo a sus empleados para la libre creación de productos, para dar rienda suelta a sus ideas. Así han surgido proyectos punteros en estas compañías, e incluso nuevos servicios.
Desde el departamento de Recursos Humanos se deberían crear además iniciativas para apoyar e incentivar la creatividad de los empleados. Un programa de intraemprendedores, o la constitución de un departamento de investigación y desarrollo interno en la empresa al cual pudiera pertenecer y aportar sus ideas cualquier empleado que así lo desee, podrían ser dos iniciativas en este sentido.
Resulta básico también que los superiores se muestren abiertos a ese cambio, a escuchar esas nuevas ideas y a ponerlas en práctica; sobre todo, a ponerlas en práctica sin tener miedo al posible fracaso. Se debe fomentar la eliminación del miedo al error, al fallo, potenciando el lanzarse a comunicar nuevas ideas dentro del entorno empresarial.
Una vez puesto en marcha este mecanismo de autocreación, es fundamental que la empresa también sepa reconocer a los empleados su esfuerzo y dedicación. Dar visibilidad a los nuevos proyectos y conceder una gratificación al intraemprendedor es básico para mantener su motivación en alza y seguir aprovechándose de su conocimiento, experiencia y dedicación en proyectos futuros.
Imágenes | Prodisle.blogspot.com.
