La alcaldesa de Roma ha anunciado que a partir de 2024 la Ciudad Eterna prohibirá a los coches diésel circular por su centro histórico.
La capital de Italia tiene muchas razones para prohibir los coches diésel en su centro histórico. Una de ellas la comparte con todas las grandes urbes: la contaminación afecta a la salud de las personas. El otro motivo principal tiene que ver con la conservación de los monumentos de la ciudad.
Roma está repleta de vestigios arquitectónicos, muchos de los cuales tienen en torno a 2.000 años de antigüedad. No hace falta ni mencionar algunas edificaciones, de sobra conocidas, como el Coliseo, el Arco de Constantino o el Foro Romano. Son ruinas que testimonian el paso de la civilización romana, otras son obras cumbre del Renacimiento, e incluso las hay que entran en el siglo XX, como el majestuoso monumento a Víctor Manuel II, de estilo neoclásico.
Todas estas piezas son un compendio de la prolífica cultura artística italiana a lo largo de los siglos. Es parte de la identidad de la urbe, un orgullo para sus habitantes y, además, una suculenta fuente de ingresos. Así que en Roma se han planteado varias medidas para tratar de acabar con la contaminación que perjudica a estas obras arquitectónicas y escultóricas.
Así, se han producido prohibiciones parciales a la circulación de vehículos en ciertos días. Pero los niveles de contaminación no han descendido. Sin embargo, parece que ahora el asunto ha tomado un cariz serio. La alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, ha anunciado que la ciudad ha decidido prohibir la circulación de coches diésel. Lo hará a partir de 2024, fecha en la que el centro histórico de la urbe se librará de estos vehículos.
Los motores diésel emiten una mayor cantidad de partículas, en comparación con otros motores, incluidos los de gasolina. Y Roma estima que hay 3.600 monumentos en riesgo debido a la polución en la ciudad. La prohibición de este tipo de vehículos es un paso adelante para llevar a cabo una conservación más sostenible del patrimonio.
Virginia Raggi hizo su anuncio en la conferencia Women4Climate, en la Ciudad de México. Un hecho significativo, pues le da un aire internacional a la medida. Roma no es la primera ciudad que decide limpiar sus calles de motores diésel, pero su caso es ejemplar. La ciudad que probablemente tenga más patrimonio histórico acumulado en su centro ha tomado cartas en el asunto. Ha marcado el camino para que otros lo recorran.
Imágenes: Max Dawncat, wuestenigel
