Leo nació en el año 2000. Tras haber sido diagnosticado como autista, su madre, Shannon des Roches, decidió comenzar a escribir en su blog, Squidalicious. Su idea se basaba en ir contando día a día los progresos de su hijo, después de haber comenzado las primeras sesiones de terapia de análisis conductual aplicado o ABA (Applied Behavior Analysis). Asimismo, Shannon trataba de crear un espacio en la red donde otras familias pudieran conocer historias parecidas a las suyas, y sentirse reconfortados al conocer problemas similares.
El autismo es un trastorno caracterizado por graves problemas de comunicación y socialización, ya que las personas que lo padecen sufren déficits del desarrollo muy importantes, de manera permanente. Aunque no se conocen los orígenes de este síndrome, lo cierto es que en muchos casos no es hasta el cuarto mes de vida cuando el bebé es diagnosticado con autismo. A partir de ahí, su evolución queda estancada, y supone un mazazo tremendo para sus familiares ver cómo los niños no responden ante los interlocutores, y no desarrollan comunicaciones intencionadas (a través de miradas o señalando con sus manos).
La irrupción de las nuevas tecnologías en la vida de los niños con problemas de aprendizaje parece ir cambiando poco a poco su rutina diaria. Este también fue el caso de Leo, quien en mayo de 2010 recibió de manos de su abuelo un iPad que cambiaría su vida. Desde entonces, Leo comenzó a utilizar las apps disponibles para comunicarse mejor, aprender o jugar. Y sus progresos fueron incluso mostrados por el mismo Steve Jobs en la presentación del iPad2. Leo era capaz de mejorar sus habilidades de lectura a través de la app Dr. Seuss’s ABC o fomentar la comprensión de sonidos y habla gracias a Injini:
En julio de 2012, un estudio de Disney mostraba que tras una entrevista a más de 2.000 padres y madres del Reino Unido, el 75 % compartían con sus hijos su dispositivo móvil con apps. El 56 % se había descargado alguna vez aplicaciones porque los niños así se lo habían pedido, y un porcentaje menor (37 %) reconocía que las apps eran parte de la vida diaria de sus familias.
En España, el cambio de año nos traía algunas aplicaciones interesantes, como las desarrolladas por Santillana (Pupitre) o Cuadernos Rubio (iCuaderno), con las que los más pequeños podían ir aprendiendo de una forma más amena y divertida de lo habitual.
Y es que las nuevas apps, igual que los videojuegos, son capaces de estimular diferentes regiones cerebrales. Este hecho es utilizado por los educadores y los profesionales médicos, ya que ven en ellas herramientas complementarias para ayudar a los niños con problemas de aprendizaje, como en el caso de Leo.
Leo cuenta con un homólogo español, Héctor, afectado por parálisis cerebral. El niño utiliza en sus clases una app desarrollada por ingenieros, psicopedagogos, logopedas y maestros de la Universidad de Granada, Picaa. Esta aplicación incorpora cinco tipos diferentes de actividades, con las que los niños pueden cubrir el aprendizaje desde diferentes perspectivas: la asociación, la exploración, los puzzles, la ordenación y la memoria.
Picaa y el resto de las apps desarrolladas para niños con necesidades especiales de aprendizaje presentan diversas características en común, tales como la diversión y el fomento simultáneo del aprendizaje, contar con una interfaz claramente distinguible o poseer contenidos adaptables y flexibles. TocaBoca o For Dyslexia también cumplen estos requerimientos.
Existen páginas que recomiendan apps dirigidas especialmente a los niños que tengan que reforzar sus métodos de aprendizaje, como ac4wsn o TechInSpecialEd. El espectacular avance en las aplicaciones para los más pequeños con necesidades especiales es una consecuencia natural de las nuevas tecnologías dirigidas precisamente a estos niños, conocidas como asistenciales. Un ejemplo es el Echo SmartPen, diseñado para que las personas con dificultades de atención puedan anotar todo lo que escuchan, sin perder nada de lo que sucede a su alrededor. Otra idea similar es la que desarrolla Parrot VoiceMate, que ayuda a aquellos con poca capacidad de memorización.
Y es que las nuevas tecnologías han venido para quedarse, y sin duda, para hacernos la vida un poco más fácil. Como a nuestro pequeño Héctor, que aprende jugando y juega aprendiendo…
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