Por primera vez en la historia del país, la Orquesta Nacional de Corea del Sur se presentó bajo la batuta de un conductor no humano. El robot EveR 6 dirigió a más de 60 músicos durante tres piezas y frente a un público aproximado de mil personas.
Conoce los detalles de este hito y cómo representa un avance en la relación entre la tecnología robótica y las artes.
Una velada de música y robótica con la Orquesta Nacional surcoreana
Cerca de mil personas fueron testigos de un hecho sin precedentes en Corea del Sur. EveR 6, un robot humanoide desarrollado por el Instituto Coreano de Tecnología Industrial, dirigió a la Orquesta Nacional de ese país en concierto. Durante tres secciones, la máquina realizó los movimientos necesarios para liderar la presentación de los músicos, que tocaron instrumentos tradicionales coreanos.
Incluso, trabajó junto con un conductor humano, Choi Soo-yeoul, durante la pieza final. El músico señaló que los movimientos de un conductor son muy detallados. “El robot pudo presentarlos mucho mejor de lo que había imaginado”.
Además, agregó que, “fue un recital que demostró que los robots y los humanos pueden coexistir y complementarse, en lugar de reemplazarse”.
¿Cómo logró una máquina replicar movimientos con un nivel tan alto de detalle? El dispositivo utiliza tecnología de captura de movimiento. A su vez, los creadores lo programaron para replicar aquello que hacía el conductor asistente de la Orquesta Nacional, Yeji Jeong. El robot pudo ejecutarlos correctamente gracias a que cuenta con articulaciones que imitan un codo y una muñeca humanos.
El camino de EveR 6 para conducir a la Orquesta Nacional
¿De dónde proviene la idea de llevar la robótica a la música? De acuerdo con Dong-wook Lee, investigador senior del Instituto Coreano de Tecnología Industrial, proviene de la curiosidad. “Nos involucramos en este proyecto para ver qué tan lejos pueden llegar los robots en campos más creativos como las artes y cuáles son sus retos”, afirmó.
Es así como se programó a EveR 6 para dirigir mediante 30 ciclos de patrones de ritmo. La prueba de fuego sería el segmento final del concierto, llamado Feel. Con una duración de 12 minutos, Il-hoon Son lo compuso especialmente para la ocasión. La pieza fue diseñada para aprovechar las fortalezas de los conductores, robótico y humano.
Obstáculos a superar
Sin embargo, los conocedores aseguran que la debilidad del robot es su incapacidad para escuchar e improvisar. Un estudiante de música tradicional coreana, miembro del público del concierto, afirmó que el robot mantuvo el ritmo con precisión; sin embargo, le faltó la capacidad de mantener a la Orquesta Nacional lista para responder a estímulos. Este tipo de interacción es esencial en una presentación musical.
El conductor humano del concierto, Choi Soo-yeoul, está de acuerdo con este análisis. Por su parte, el maestro considera que un robot no tiene el potencial de reemplazar a una persona; esto, como cabeza de una orquesta. “Dejemos la precisión a los robots, pero los aspectos musicales y artísticos a un conductor humano”, dijo.
¿Qué sigue para la robótica musical?
Como mencionamos, los movimientos de EveR 6 para su debut fueron programados. Eso implicaba que no podía dirigir una pieza que admitiera o necesitara improvisación. Adicionalmente, hoy esta máquina no puede escuchar. Tampoco utiliza inteligencia artificial (IA) generativa de ningún tipo.
El siguiente paso en la robótica musical parece ser el aprendizaje mediante datos. Los programadores del robot señalan que otros ensambles podrían pedirle patrones específicos de ritmo o compás; como la Orquesta Nacional.
Un conductor robótico de música clásica es, sin duda, un hito. No obstante, existen aplicaciones más audaces de tecnología en otros campos. Por ejemplo, en el de la IA. No se trata, solamente, de los covers cantados por voces reconocidas, pero generadas con IA. Ya existen competencias de música compuesta por máquinas. Este es el caso de “AI Song Contest”, donde compiten equipos de científicos y desarrolladores. Usan redes neurales de deep learning para analizar cantidades masivas de información musical. Así, crean patrones y generan melodías, secuencias de acordes o hasta letras.
Aunque este avance es representativo, también pone de manifiesto las limitaciones de la tecnología en lo musical. A veces el resultado puede ser inquietante para el oído humano. En otras ocasiones, es fácilmente identificable como proveniente de una máquina, pues suena artificial. En este contexto, algunos jugadores de la escena musical ven a la IA como un punto de partida para la creatividad.
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