Tactus Technology pantalla tactil con botones

Accesibilidad en la era de los dispositivos de pantalla táctil

Las pantallas táctiles están muy extendidas en cuanto a su uso. Sin embargo, este tipo de dispositivos presentan barreras de entrada a personas que padecen algún tipo de problema de visión y su manejo puede llegar a ser extremadamente complicado.

Si bien es cierto que desde los años 90 venimos tomando contacto con las pantallas táctiles, en los últimos 10 años hemos vivido una gran explosión en su uso e implantación. Estamos rodeados de dispositivos que disponen de una pantalla táctil para mostrarnos información y capturar nuestras órdenes y datos; smartphones, tablets, PCs, sistemas de control domótico o, incluso, los automóviles nos ofrecen este tipo de paneles táctiles y, en este tiempo, nos hemos acostumbrado a su uso.

Las pantallas táctiles nos han facilitado mucho el manejo de nuestros dispositivos, con aplicaciones como Swype podemos escribir rápidamente nuestros mensajes y la eliminación de los teclados físicos ha convertido nuestros terminales en una «gran pantalla» que ocupa todo el terminal. Sin embargo, aunque todos estos dispositivos nos puedan parecer muy cómodos, presentan barreras de entrada, que no son nada despreciables, a personas que tienen movilidad reducida o padecen algún problema de visión.

Para manejar un dispositivo de pantalla táctil debemos, lógicamente, mirar a la pantalla y también tocar puntos concretos si, por ejemplo, queremos realizar una acción (escribir en el teclado virtual, lanzar una aplicación, escribir una dirección en el navegador web…). A pesar de que existen lectores de pantalla que pueden guiar a una persona que sufra algún tipo de discapacidad visual, la ausencia de un teclado físico dificulta el manejo del dispositivo.

Dispositivos táctiles y accesibilidad

Entendemos por accesibilidad el grado en el que cualquier persona puede usar un sistema o acceder a un servicio independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas; por tanto, para poder levantar las barreras que existen y democratizar el acceso a la tecnología, se hace necesario adaptar los dispositivos de pantalla táctil a las necesidades de los usuarios que padecen alguna discapacidad visual.

Para entender de qué tipo de barreras de entrada estamos hablando, un buen ejercicio de concienciación puede ser intentar controlar nuestro smartphone con los ojos cerrados. Si en un dispositivo de teclado físico, descolgar el teléfono ante una llamada era algo simple (por el tacto podíamos localizar el botón rápidamente), con un terminal de pantalla táctil es mucho más complicado. Cuando hablamos de escribir, por ejemplo, en un tablet, el reto no es simple aunque, eso sí, cada vez son más los proyectos de investigación que trabajan en la eliminación de este tipo de barreras.

En Israel la empresa Inpris lleva tiempo desarrollando un sistema que permite a un usuario que sufra algún grado de discapacidad visual escribir en una tablet de manera autónoma. El sistema se apoya en un lector de pantalla que, mediante un sintetizador de voz, lee lo que el usuario está escribiendo y la escritura se captura mediante los movimientos que realiza el usuario con sus cinco dedos sobre la pantalla.

El usuario con los dedos hace gestos sobre la pantalla que van dando forma a las distintas letras que conforman las palabras que pretende escribir. El dispositivo capturará la posición de los dedos sobre la pantalla y, basándose en ello y en el número de dedos que descansan sobre la superficie, deduce el patrón de la letra que se quiere escribir.

Tablet accesible Inpris
Imagen: Inpris

Gracias al feedback del lector de pantalla (en forma de voz), el usuario sabe qué está escribiendo sin necesidad de verlo y, por tanto, puede manejar el dispositivo de manera mucho más autónoma.

La aproximación de Inpris no es la única que podemos encontrar a la hora de resolver el problema de la accesibilidad de los dispositivos táctiles; en la Universidad de Arte de Berlín se desarrolló un sistema basado en un guante que tendía un puente entre lo plano e inerte de una pantalla táctil y el sentido del tacto. Si en el sistema de Inpris, el lector de pantalla era una pieza clave, ¿qué ocurre cuando el usuario sufre tanto una discapacidad auditiva como visual?

Mobile Lorm Glove es un proyecto de investigación que intenta tender un puente entre los dispositivos de pantalla táctil y las personas sordociegas.

Apoyándose sobre el alfabeto Lorm, es decir, un tipo de lengua de signos en la que los interlocutores se tocan las palmas de las manos para presionar puntos concretos y formar las letras; este guante estaba equipado de una serie de sensores y actuadores que eran capaces de trasladar el texto de, por ejemplo, un SMS a pulsaciones sobre la palma de la mano del usuario (transmitidas a través de los actuadores del guante). Gracias a los sensores de presión, el usuario también podría formar, sobre la palma de su mano, palabras que se enviarían a su smartphone vía Bluetooth y, de esta forma, dictar mensajes o enviar una url.

Microsistemas y teclados dinámicos

Mejorar los dispositivos Braille, y hacerlos mucho más manejables, ha sido el objetivo de muchos trabajos de investigación que buscaban romper las barreras de accesibilidad a dispositivos como el PC. Ofrecer al usuario un sistema dinámico capaz de traducir a Braille el texto que aparece en una pantalla de ordenador es algo en lo que se viene trabajando desde hace más de 10 años y, en este sentido, los sistemas microelectromecánicos nos han abierto las puertas a una nueva era de pantallas táctiles.

Los MEMS o microsistemas son un tipo de dispositivo muy peculiar; sistemas que se desarrollan siguiendo el mismo proceso de fabricación de un circuito integrado (e incluso se apoyan sobre el silicio) y que, sin embargo, dan como resultado dispositivos mecánicos compuestos por piezas o engranajes que se han utilizado para desarrollar paneles Braille dinámicos.

Panel Braille MEMS
Imagen: MIT

Gracias a los MEMS se han desarrollado varios tipos de paneles táctiles que permiten, de manera dinámica, generar un texto en Braille gracias a pequeñas microválvulas que, al inyectarles un flujo de aire, provocan el relieve en la superficie del dispositivo.

Los microsistemas nos han abierto las puertas de lo que se conoce como la microescala y, concretamente, la microfluídica se ha revelado como una de las claves para hacer nuestros dispositivos táctiles mucho más accesibles y también cómodos para todo tipo de usuarios.

El mejor ejemplo del uso de los microfluidos para hacer un dispositivo táctil accesible es, sin duda alguna, Tactus Technology, que durante el pasado CES mostró sus impresionantes pantallas planas de las que «brotan» botones físicos.

Tactus ha desarrollado un nuevo concepto de pantalla plana en la que el panel táctil no está cubierto por una simple capa protectora de cristal o PET; lo que encontramos es un par de capas de un polímero flexible que están separadas por una red de microcanales por las que circula un fluido. Cuando el sistema, mediante bombeo, aumenta la presión en estos canales, el líquido llega a unos receptáculos y hace que el polímero se hinche y el usuario vea cómo «brotan» los botones en su pantalla plana.

Gracias a este sistema, sería posible ofrecer un teclado QWERTY completo sobre un tablet que permita al usuario controlar su dispositivo de una manera más cómoda. Además, ofrecer estos botones físicos permitiría que tablets y smartphones fueran más accesibles al ofrecer un «feedback táctil» a los usuarios, sobre todo a los que padezcan algún tipo de discapacidad visual.

Tactus estima que, en un par de años, su pantallas táctiles podrían llegar al mercado abriendo así las puertas a una nueva era de dispositivos mucho más versátiles, más cómodos de manejar y, sobre todo, haciéndolos más accesibles y eliminando barreras.

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