Una investigación conjunta en Estados Unidos logra que un paciente pueda mover la mano con el pensamiento, gracias a un microchip implantado y un dispositivo neuro-electrónico.
Es la primera vez que una persona discapacitada logra mover los dedos de su mano paralizada con sus propios pensamientos. Esta proeza científica ha sido posible gracias a la colaboración entre The Ohio State University Wexner Medical Center y la empresa Battelle, que ha permitido a Ian Burkhart, de 23 años y tetrapléjico por un accidente de coche, realizar unos movimientos de gancho, como para poder agarrar algo.
La investigación está centrada en un dispositivo, desarrollado por Battelle, llamado Neurobridge, que consiste en una especie de bypass orientado a lesiones de médula espinal. Su misión es reconectar el cerebro con los músculos, captando los impulsos nerviosos del órgano para transmitirlos en forma de señales eléctricas, de manera que un paciente paralizado pueda tener un control voluntariamente sobre uno de sus miembros.
Ni que decir tiene esta escueta teoría es mucho más simple de lo que en realidad es el proceso. Ian es el primero de cinco pacientes que participan en este estudio médico centrado en Neurobridge y su caso ha sido un éxito. Pero para mover la mano con el pensamiento antes han tenido que implantar a Ian un microchip en el cerebro, en una operación que duró tres horas. Este pequeño dispositivo se introdujo en el área del órgano que mueve la mano y no serviría para tomara control, por ejemplo, de una pierna.
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El desarrollo de Neurobridge lleva tiempo gestándose, solo la colaboración con la Ohio State University empezó hace dos años. En total Battelle ha empleado cerca de una década desarrollando algoritmos y software, así como la funda de electrodos que estimula el músculo cuando recibe las señales eléctricas. El trabajo que hay detrás incluye un estudio pormenorizado sobre cómo funciona el cerebro de una persona con una discapacidad física, llevado a cabo mediante la obtención de datos con electrodos.
El microchip en el cerebro de Ian capta las señales cerebrales y las interpreta, enviándolas como impulsos eléctricos a un ordenador. La máquina recodifica las señales y las envía a la funda de electrodos de alta definición, encargada de estimular los músculos correspondientes para ejecutar los movimientos deseados.
Ha habido otras investigaciones sobre cómo utilizar el pensamiento para ejecutar ciertas acciones, las interfaces cerebrales cada vez se están perfeccionando más, el pasado año pudimos ver cómo se logró controlar un brazo robótico con la mente con una precisión admirable. Pero hasta ahora no se había logrado conectar de forma tan eficaz el cerebro con los músculos.
