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El primer “avión” que vuela con el empuje del aire utilizando únicamente electricidad y movimiento de iones

¿Llegará el día en que los aviones no contaminen? Parece un escenario lejano, pero quizás está más cerca de lo que pensamos.

Un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ha creado un pequeño avión eléctrico que vuela gracias a la propulsión iónica. Este artefacto no necesita partes móviles como hélices o turbinas, ni tampoco un motor de combustión que contamine el medio ambiente, tan solo la electricidad y el movimiento de iones.

Se trata del primer prototipo de avión que funciona únicamente con propulsión electroaerodinámica. Para ello, cuenta con una fuente de alimentación personalizada que se carga antes de emprender el vuelo. Esta consiste en un grupo de electrodos (colocados horizontalmente debajo de las alas) a los que se les administran hasta 40.000 voltios.

Los electrodos se comunican mediante cables con la parte posterior del avión. La corriente eléctrica que discurre por ellos absorbe los electrones del aire. Como consecuencia, las moléculas del entorno quedan ionizadas (cargadas positivamente) y son continuamente atraídas por los cables (cargados negativamente).

De este modo, el campo eléctrico acelera los iones del aire, creando un empuje que ayuda a propulsar el avión. Este flujo constante de iones es el que produce la energía necesaria para impulsar el vuelo del aparato.

Según explican los investigadores del MIT en la revista científica Nature, el prototipo que se ha construido es de reducidas dimensiones: mide casi 5 metros de ala, y pesa algo más de 2,45 kilos. En las primeras pruebas se ha conseguido un vuelo autónomo de unos 60 metros (la longitud del gimnasio en el que se hicieron los test).

Entre sus grandes ventajas figura la falta de ruido, ya que se trata de un avión silencioso. Esto puede contribuir a crear alternativas para el tráfico aéreo sobre las ciudades, así como para reducir la contaminación acústica en las zonas aeroportuarias.

Por otro lado, al no necesitar combustible, este prototipo no contamina el medio ambiente. Este es un valor fundamental si lo comparamos con los aviones comerciales actuales que funcionan con queroseno, emitiendo grandes cantidades de dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno a la atmósfera.

El proyecto ha salido a la luz después de nueve años de investigación en busca del perfeccionamiento del método de generación de viento iónico. El propósito de sus promotores es seguir perfeccionando el sistema de funcionamiento para poder extender su aplicación.

Debido a su reducido tamaño y su creciente uso, los drones podrían ser los primeros beneficiarios de esta tecnología. Para poder construir aviones de mayor tamaño habría que conseguir un diseño más eficiente que permita el vuelo con un menor suministro de voltaje.

El primer paso podría ser la fabricación de aeronaves híbridas que combinen el método de vuelo habitual con la aportación de energía eléctrica con viento iónico. La inversión en investigación será fundamental para alcanzar el objetivo de desplazarnos en avión de un lado a otro del planeta sin contaminar. La tecnología es el gran aliado para ello.

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