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Estas baterías a partir de virus podrían ser recargadas «infinitamente»

Investigadores del MIT tratan de fabricar baterías a partir de materiales víricos. Su trabajo permitiría obtener sistemas más limpios con el medio ambiente y muy interesantes para la electrónica.

Utilizar o imitar a la naturaleza para desarrollar innovadores dispositivos tecnológicos es denominado comúnmente biomímesis. A menudo, los científicos tratan de observar estructuras naturales y ver cómo podrían ser aprovechadas para construir sistemas de interés, tales como robots o coches.

La biomímesis también ha dado sus frutos en el campo de la electrónica. Desde hace un tiempo, los investigadores se fijan en el mundo que nos rodea para innovar en el desarrollo de baterías más eficientes. En ese sentido, investigadores del Virginia Tech construyeron la primera batería que usaba azúcar para funcionar, analizando las rutas bioquímicas que ocurren de manera natural en los organismos vivos.

No es la primera aplicación de la biomímesis en el desarrollo de baterías. Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, entre los que se encuentra el equipo de Angela Belcher, imitan a los virus que existen de manera natural para desarrollar las baterías del futuro. Su idea es que «copiando» estos sistemas nuestras baterías puedan durar mucho más tiempo. ¿Será posible?

Inspirada por la concha de los haliótidos, unos moluscos muy peculiares, Belcher pensó que la electrónica del futuro necesitaba de baterías más potentes y duraderas. Para ello, la ciencia y tecnología del siglo XXI necesitaba «inspirarse» en estructuras como virus que dieran vida a estos dispositivos electrónicos. ¿Podríamos cultivar baterías en una placa de laboratorio?

El uso de la ingeniería biológica ha permitido que las ideas de Belcher poco a poco se conviertan en realidad. Y aunque los virus parezcan estructuras «malignas» causantes de peligrosas infecciones, lo cierto es que podemos encontrarnos estos organismos vivos en cualquier superficie o rincón del planeta, sin que por ello tengan que provocar enfermedades, como explicaba Belcher en esta entrevista.

Fijándose en particular en los virus bacteriófagos, Belcher se dio cuenta que los nanohilos que formaban parte de su estructura se asemejaban bastante a los componentes potenciales de una batería. Para comprobarlo, hace unos años utilizaron piezas biológicas (como proteínas) para fabricar nanoestructuras inorgánicas, que permitieran desarrollar baterías muy poderosas y compactas.

En la actualidad, el equipo de Belcher se encuentra probando la eficacia de estas baterías biodegradables, fabricadas a partir de materiales víricos. Si logran demostrar su potencial, serán capaces de producir sistemas más limpios y respetuosos con el planeta Tierra, con unas características de recarga muy interesantes. Su investigación es una muestra más de cómo la biomímesis puede ser una gran aliada de la innovación tecnológica.

Imágenes | CDC (Wikimedia)

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