Las cámaras ya no son lo que eran. Desde que el móvil se convirtió en el principal filmador de la realidad, desbancando en parte a los dispositivos de fotografía de gran consumo, que no profesionales. Sin embargo, hasta al fotógrafo L. B. Jefferies de la película La ventana indiscreta sorprendería no solo la calidad de las imágenes, sino la versatilidad de sus virtudes, de las que seguro habría hecho uso en la truculenta y apasionante historia de Alfred Hitchcock.
Entre las novedades más sonadas de este año, despunta el sorprendente proyecto de realidad aumentada de Google Glasses, las gafas inteligentes que permiten hablar con los amigos en videochat, tomar una foto o incluso comprar algunas cosas en línea sin alterar nuestro ritmo de vida, gracias a una cámara integrada y una pantalla del tamaño de un sello, ubicada ligeramente por encima de la línea de visión del ojo derecho, en la que se proyectan contenidos e imágenes.
Equipado con micrófono y altavoz, funciona con sistema operativo Android, tiene conexión a internet y se maneja a través de movimientos de cabeza. Y actualmente, Google está empezando a testar prototipos en gente real en su vida cotidiana. Y en eventos.
De hecho, el Project Glass fue protagonista durante la New York Fashion Week. Lejos de convertirse en un complemento de moda para las colecciones de la pasarela, las gafas jugaron un papel bien distinto: el de ser una cámara capaz de grabar imágenes que a cualquier otra le están prohibidas. En manos de la diseñadora Diane von Fürstenberg, DVF [through Glass] es un breve documental que nos guía por los infranqueables entresijos de la semana de la moda en Nueva York:
Grabando sin manos
La posibilidad de filmar en primera persona abre todo un mundo de posibilidades también para la realización audiovisual. Ya conocíamos las cámaras del estilo GoPro, que se ajustan a la cabeza y permiten grabarnos realizando deportes de riesgo en alta definición. Aquí, un ejemplo:
Ahora, utilizamos nuestros smartphones, con cámaras cada vez más potentes, pero ¿qué pasará en unos años? La meta es crear unas gafas de realidad aumentada que muestren al portador toda la información que ahora tenemos disponible en el móvil sin necesidad de que utilicemos ni siquiera las manos.
Esta idea entronca con los sensores de movimiento, centrándose en el cuerpo del propio usuario para trabajar directamente con las gafas. Los comandos de voz serían la nueva herramienta para navegar por Internet, activar la cámara y utilizar cualquiera de las opciones de las gafas de realidad aumentada.
Las gafas de Microsoft
Ante el proyecto de Google, el otro grande no ha querido quedarse atrás. En esta línea, Microsoft acaba de patentar una gafas similares que permiten superponer información del mundo real. Quizá algo menos ambicioso, se centra en el propósito de interactuar exclusivamente en contextos específicos con mucha más información, especialmente para eventos en directo, y con un valor añadido: podrá conectarse con la Xbox y Kinect para producir experiencias combinadas. De momento es solo una patente, pero ha abierto una nueva batalla frente a Google.
La mayor precisión visual
Pero estas gafas no serían nada sin la óptica, y aquí donde va ganando terreno es la misma fotografía que, ante el aumento de la competencia, se ha decidido por la especialización visual. Como el nuevo sensor neurovisual de Technos, con la precisión más alta del mundo del sistema de inspección visual. Puede detectar manchas de 0,05 mm de tamaño a una distancia de 2 metros, con un campo de visión de 1,4 metros. Esto es, 1.000 veces el poder de resolución de una línea convencional de 4.000 píxeles cámara con sensor CCD, y 4.000 veces mayor que la de una cámara de alta definición completa.
Opera sobre los mismos principios que el ojo humano, se emula el movimiento de células, el ojo vibra hacia arriba y hacia abajo 80 veces por segundo, y emula esa vibración usando circuitos electrónicos. Pero multiplicando cien veces su precisión. Y dominando el color, asignatura pendiente de los equipos convencionales.
El «inconveniente» de esta maravilla es que tiene un precio mínimo de 240.000 dólares, dependiendo de las especificaciones particulares, pero es que su uso no es de gran consumo. Su aplicación para el sector del automóvil, acero, semiconductores y cristal líquido le ha valido patentes en 14 países de todo el mundo. ¿Acabará convirtiéndose en un dispositivo al alcance de todos? Recordad cuando solo algunos privilegiados tenían móvil. Veremos.
Imágenes | Clasicos.cinequo.com, Techcrunch.