Hay quien se hace la pregunta: ¿Es la comunicación M2M un peligro para la red móvil? Si quieres conocer la respuesta, sigue leyendo
Cuando el reponedor de la máquina de café aparece casi por sorpresa en la oficina no es casualidad. Previamente la propia máquina se ha “comunicado” con la central para avisar de que faltan productos y es necesario reponerlos. Esta comunicación se produce a través de internet móvil y hay muchos sectores cuyos equipos se comunican de esta misma forma sin que nos demos cuenta: flotas de camiones geolocalizadas, contadores de la luz, alarmas en viviendas y vehículos…
Se trata de servicios M2M (Machine to Machine) que crecen exponencialmente -hablamos ya de millones de dispositivos- y que cada vez consumen más recursos de la red móvil. Llegados a este punto, hay quien duda de la solvencia de las infraestructuras para soportar el tráfico de datos que se avecina, pero nada más lejos de la realidad.
De entrada se trata de un tráfico de datos con muy poco volumen, puesto que generalmente no se envían fotos ni archivos multimedia. Esta cualidad ha permitido reutilizar la red GSM, aquella que se usaba antes de que llegara la 3G. GSM es mucho menos potente en términos de ancho de banda que la actual 3G pero ahora vuelve a estar de moda porque puede asumir los servicios M2M con total garantía.
Por otra parte, la red es un elemento vivo, que está en continua evolución y cada vez ofrece mayor velocidad gracias a las pertinentes implementaciones. De hecho, Telefónica ya cuenta con elementos específicamente dedicados a las comunicaciones M2M que agilizan las comunicaciones de este tipo y no interfieren con las tradicionales de voz y datos.
En resumen, no hay duda de que las infraestructuras están, y estarán preparadas, para asumir el volumen de datos que acarreará la expansión de M2M, incluso si las demandas de datos comienzan a ser mucho más grandes que hasta ahora.