Los avances en coches autónomos no pueden descuidar las condiciones extremas de conducción, como las grandes nevadas.
Una nevada grande puede dejar inútil la sofisticada tecnología que emplea un coche autónomo. Si los copos de nieve se acumulan en los sensores que constituyen los medios de detección del vehículo para evaluar el entorno la conducción autónoma corre peligro de incurrir en errores. Si para un ser humano el hielo en la carretera podría ser un problema, un automóvil con conducción autopilotada tendrá más complicaciones con la nieve, especialmente cuando esta se acumule en el vehículo hasta el punto de dificultar la visibilidad.
Los fabricantes de coches que están metidos en la carrera por los vehículos autónomos se han dado cuenta de esta problemática. Volvo ha probado en Suecia diferentes formas de evitar que la acumulación de nieve lastre los sensores de sus automóviles. Tras un juego de ensayo-error ha resuelto colocar el radar detrás del parabrisas, una superficie donde los limpias barren la nieve, tal y como recogen en Bloomberg.
Los avances en coches autónomos se basan en buena medida en la precisión de los sensores para determinar cómo es el entorno en el que se encuentran. Los datos procedentes de las cámaras, el radar y el LIDAR (que calcula la distancia a la que están los objetos emitiendo luz sobre ellos) se procesan para que el vehículo pueda tomar decisiones informadas sobre sus próximos pasos.
Si hay una nevada copiosa las líneas que delimitan los carriles quedan cubiertas, con lo que el coche ignora cuál es el trazado de estos. La luz del LIDAR se refleja en los copos, con lo que la precisión se pierde. El radar es tal vez el sensor que menos afectado se ve por estas condiciones ambientales, debido a que se basa en la emisión de ondas electromagnéticas, con el fin de detectar la distancia de los objetos.
Aparte de la solución que ha ingeniado Volvo, otros fabricantes están trabajando en reducir los efectos ambientales en la conducción autónoma. Ford pretende utilizar el LIDAR para crear mapas 3D de alta definición de las carreteras, que sean más precisos que las imágenes que proporcionan los satélites. Mientras que Google también está dedicando esfuerzos en este campo, aunque poco ha revelado de momento.
Cuando esto se resuelva será solo la mitad del problema. Y es que cuando la carretera está completamente nevada no hay que seguir los carriles sepultados sino las rodadas de los coches que han pasado anteriormente. Esto es lo que haría una persona si se encontrara en situación; y es lo que se espera de un vehículo autónomo.
Imágenes: Artūrs Gedvillo y Eric.Ray
