El espectrógrafo ESPRESSO, instalado en el telescopio VLT, ha logrado confirmar que Próxima b, en torno a Proxima Centauri, es un planeta similar a la Tierra.
El descubrimiento de exoplanetas no para de crecer. Pero no solo hace falta descubrirlos. También se necesita saber más de ellos. En esta línea ha ido la investigación del espectrógrafo ESPRESSO, instalado en el telescopio VLT, de Chile. Los científicos han confirmado la existencia de Próxima b, un planeta que orbita en torno a la estrella más cercana de la Tierra, Próxima Centauri.
No solo han confirmado su existencia, detectada anteriormente por otros medios, sino que han arrojado luz sobre el planeta. Se trata de un cuerpo celeste con una masa equivalente a 1,17 veces la de la Tierra. (Anteriormente se había apuntado 1,3 veces). Y la órbita en torno a Próxima Centauri dura solamente 11,2 días (en términos terrestres).
Próxima b es un planeta, por tanto, muy cercano a su estrella. Lo que no le impide tener condiciones que podrían ser aptas para la vida. Los investigadores señalan que la energía que recibe el planeta de Próxima Centauri es comparable a la que recibe la Tierra. Aunque la distancia entre ambos es 20 veces menor que entre la Tierra y el Sol. Esta cercanía hace que el planeta reciba una dosis de radiación X 400 veces mayor.
Desde luego Próxima b no es lo que se dice el planeta ideal para albergar vida tal y como la conocemos en la Tierra. Pero los investigadores creen que si existe agua en este exoplaneta es posible que se encuentre en estado líquido. Este sería el primer paso para la formación de vida.
El sueño de llegar a un exoplaneta
Antes de que se confirmara definitivamente la existencia de Próxima b, esta ya había centrado la atención de los científicos. Uno de los debates más entusiastas hablaba de si sería posible llegar a este planeta con la tecnología actual. Los cálculos estimaban que en el mejor de los casos tardaríamos decenas de miles de años en alcanzar la meta.
Hay que tener en cuenta que Próxima b se encuentra a 4,2 años luz de nuestra posición. Muy probablemente, para cuando una sonda del ser humano hubiera recorrido una quinta parte de la distancia que nos separa del exoplaneta, en la Tierra ya habrían fabricado otra sonda capaz de sobrepasarla y llegar antes.
