Más de 400.000 españoles han accedido a escanear su iris a cambio de dinero en forma de criptomonedas. En las últimas semanas, la escena más habitual en los centros comerciales era la de decenas de personas, especialmente menores de edad, haciendo cola en varios stands para participar en este proyecto de Worldcoin, una cripto-plataforma fundada por Sam Altman, CEO de OpenAI.
El objetivo de la iniciativa es construir la mayor red financiera y de identidad digital del mundo a través del iris. El problema es que el uso que se da a esta información no está nada claro. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha decidido suspender las operaciones de Wordlcoin en el país durante tres meses hasta esclarecer si el tratamiento de los datos es legítimo. La empresa, por su parte, ya ha respondido con acciones legales a este bloqueo que define como “desafortunado”.
Así es la iniciativa de Worldcoin
Las redes sociales se han llenado de testimonios de padres y madres preocupados porque sus hijos han vendido su iris a cambio de criptomonedas. Algunos por voluntad propia, otros atraídos por los trabajadores de los stands de Worldcoin. Sea como sea, todos ellos han cedido la identidad de su ojo para ganar dinero rápido sin ser conscientes del peligro que supone.
La persona que se encuentra detrás de este proyecto es Sam Altman, uno de los principales promotores de la inteligencia artificial. La precisión de sus herramientas de IA generativa, como Sora o Dall-E, ha planteado una serie de peligros en materia de seguridad como la dificultad para verificar la identidad de las personas.
Para dar solución a los riesgos de sus propias creaciones, el CEO de OpenAI ha planteado la creación de un sistema de identificación a través del escáner ocular, una apuesta que conlleva muchos riesgos para los ciudadanos. El iris se considera un dato biométrico extremadamente sensible porque identifica de manera inequívoca a una persona. Su tratamiento a gran escala puede suponer un grave problema de ciberseguridad, especialmente si en los próximos años se convierte en el principal sistema de identificación como ya ocurre en China.
Orb, una tecnología para escanear el iris
Se trata de un fenómeno que va replicándose de país en país. Worldcoin sitúa una serie de stands en espacios públicos como centros comerciales donde el volumen de personas es alto para lograr un mayor alcance. Dentro de ellos, se sitúan una serie de dispositivos físicos llamados “orb”, con forma de bola plateada, que escanean los ojos para crear un código digital único que sirve como identificador de la persona.
Ese código, denominado “irishash”, pasa a formar parte de la base de datos de la empresa automáticamente. Es una prueba única, no duplicable. Si una persona intenta escanear su ojo en otro sitio se le identificará automáticamente. El iris forma un patrón circular único que apenas varía con el tiempo, como sucede con la huella dactilar.
La criptomoneda Worldcoin cotiza en máximos históricos
Las personas que han accedido a escanear su iris con Worldcoin reciben una cantidad de criptomonedas que pueden conservar en la app para incrementar su valor, canjear por dinero en un cajero o cambiarla por otro tipo de moneda. La cuantía económica suele oscilar entre los 30 y los 100 euros en función del valor que tenga en el mercado la WDC, la criptomoneda creada por Worldcoin.
A través de este sistema, Worldcoin aspira a convertirse en la red de finanzas más grande del mundo. Y lo cierto es que los primeros datos muestran que puede conseguirlo. Estos días, los wordlcoins cotizan en máximos históricos con un aumento de su valor del 170%. Desde la compañía aseguran que están consiguiendo generar ingresos básicos universales al mismo tiempo que diseñan una tecnología capaz de distinguir a un humano de un bot.
Una falsa promesa de privacidad basada en un vacío legal
El uso de los datos por parte de Wordlcoin no está nada claro. La empresa asegura que las imágenes del orbe se borran automáticamente después de que se hayan convertido en un hash sin recabar información personal. Pero lo cierto es que el hecho de tener que descargar una app para tener el código numérico ya permite a la empresa saber quién está al otro lado.
La política de privacidad de Worldcoin incluye en una de sus cláusulas que puede compartir información con terceros como, por ejemplo, entidades financieras. En el documento también se recoge que los datos personales pueden ser utilizados dentro del proyecto para determinados fines sin especificar exactamente cuáles.
España es el mercado de Worldcoin con mayor crecimiento de la Unión Europea.
Los expertos invitan a activar las alarmas y ser precavidos con una práctica que puede suponer un peligro no solo por lo que la empresa puede hacer con nuestros datos individualmente, sino por las tecnologías que pueden llegar a desarrollar. Los ojos de más de 3,5 millones de personas en todo el mundo ya forman parte de la base de datos de Worldcoin.
España bloquea temporalmente la actividad de Wordlcoin
Nuestro país se ha sumado a la lista de territorios que han prohibido a Wordlcoin seguir recopilando datos biométricos. El primero en hacerlo fue Kenia. En una región donde la mayor parte de los ciudadanos viven con rentas extremadamente bajas, la tasa de participación llegó a ser tan alta que el gobierno ordenó la suspensión del proyecto ante las dudas sobre el uso de los datos de la población.
Francia, Alemania y Reino Unido también han iniciado investigaciones ante el elevado riesgo de vulneración de los derechos de las personas. En España, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) recibió hace unos meses cuatro denuncias por parte de tres jóvenes por el uso de su información personal. La investigación ha llevado al organismo a prohibir de forma cautelar esta práctica «para evitar daños potencialmente irreparables y que no tomarlas privaría a las personas de la protección a la que tienen derecho, según el RGPD», explican.
España ha sido el país de la Unión Europea en el que más rápido ha crecido el proyecto, seguido de Portugal. Worldcoin se ha convertido en la aplicación más descargada de nuestro país y las verificaciones de iris han llegado hasta las 10.000 por semana. Los jóvenes aseguran que el principal motivo por el que participan en el proyecto es la obtención de dinero gratuito. Revisando sus testimonios, se añade también el desconocimiento hacia los peligros de facilitar un dato único.
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea prohíbe el tratamiento de datos biométricos por su carácter sensible. Sin embargo, Worldcoin se ha acogido al hecho de que los usuarios dan su consentimiento, aunque la mayor parte no sean conscientes de qué es lo que están permitiendo.
La construcción de una peligrosa identidad digital
La Ley de Inteligencia Artificial Europea que entrará en vigor en 2026 cataloga el uso de datos biométricos como de alto de riesgo y requieren, por tanto, una valoración rigurosa y transparente para asegurar la privacidad de los ciudadanos. Sam Altman ha podido desarrollar su proyecto en los países miembros sin tener que pasar por los parámetros de esta nueva normativa, un hecho que le ha permitido captar información de manera masiva para fines desconocidos.
La cesión de datos únicos como nuestro iris puede tener graves consecuencias para nuestra seguridad. Worldcoin asegura en su política de privacidad que no recopila ningún dato personal, pero lo cierto es que el carácter general de sus cláusulas hace que los expertos alerten de los enormes riesgos de participar en esta práctica. Si en un futuro el sistema de identificación pasa de la huella dactilar al iris, las consecuencias de que alguien tenga este dato pueden ser muy graves.
