Conoce el proceso de diseño de un producto tecnológico y los factores que intervienen en el mismo. ¿Por qué somos fieles a una marca? ¿Qué elemento es decisivo a la hora de cambiar de smartphone?
El titular por el que hemos apostado en este artículo parece un trabalenguas, pero no lo es. Es la explicación que nos da el equipo responsable de Proyectos Estratégicos de READ, la Red Española de Asociaciones de Diseño (formado por Brigitte Sauvage, Laurent Ogel y Juanfra Abad, con la colaboración de Carla Plazuelo)cuando le preguntamos acerca de los aspectos en los que se basa el diseño de un producto.
Los «paraqués»
Como usuario me pregunto: ¿para qué necesito un nuevo tablet? ¿Para qué cambiar mi teléfono por otro que tenga una cámara mejor? Como diseñadores, nos preguntamos: ¿qué quiere el usuario? ¿por qué es fiel a una marca concreta? ¿para qué lo va a usar?, etc…. Pero lo que sobre todo sabe un diseñador, es que un producto responde a necesidades, expectativas, inquietudes, deseos, hábitos, impulsos, pasiones, emociones, y un servicio. ¿Producto antes que el servicio?, ¿al revés?, ¿o un todo, indisociable, al que debemos aprehender en su complejidad? Aquí está el gran desafío. Una vez más, serán muchas noches sin dormir para dar en el clavo, parte de la fase llamada de investigación, clave de todo proceso creativo.
El «cómo»
Con respuesta a cada pregunta de la nube de tags surge el “cómo”, un concepto que se debe compartir con el usuario final, centrado en la búsqueda de la creatividad aplicada. Desde hipótesis, se deben realizar primeros experimentos con usuarios arquetipados. De esta manera sigue el proceso creativo, con la finalidad de diseñar prototipos que serán a su vez testados con los mismos usuarios. Al final del proceso, en apariencia caótico, aparecerá un “qué” (el producto), pero ya tendremos diseñado, al menos parcialmente, el servicio asociado al producto, esencia del “para qué”.
Al seguir ese proceso creativo co-creado se han generado vínculos antes y durante la experiencia de uso. Muchos elementos participan de esta capacidad: el diseño visual, o mejor dicho sensorial, la facilidad de uso, la calidad o especificidad de sus prestaciones, la habilidad para comunicar con y entre usuarios, la coherencia con el conjunto del sistema al que pertenece, y sobre todo el servicio.
En los 60’s, los “thinkers” de los hipermercados decían “si no hay aparcamiento, no hay negocio”; los “designers” decimos “si no hay servicio, no hay producto”. La labor del equipo de diseño es integrar todos estos parámetros para conseguir diseñar “el producto” que genere experiencias memorables, y para ello es vital establecer un diálogo proactivo con los usuarios, descubrir sus necesidades reales, comprender sus gustos, sus valores, incluso sus temores y pasiones.
La respuesta obvia para conseguir el éxito en el diseño de un nuevo producto está tanto en el usuario y su ecosistema particular como en la capacidad del equipo de diseño para interpretar sus preferencias, hábitos, expectativas… y para proyectarlas construyendo así una nueva realidad. Él es quien debe marcar la línea de trabajo a seguir, de ahí la lógica del diseño de un producto centrado en el usuario.
“El usuario es quien se decantará por un producto u otro. Por eso nosotros debemos experimentar y prototipar con él. El objetivo es conocer la experiencia que genera el producto visto desde la perspectiva de un servicio, lo que el usuario demanda y espera del producto, para poder diseñarlo con rigor”, asegura Juanfra.
Es importante por tanto que se recreen situaciones reales de experiencia de uso, es decir, que intervengan personas externas al proyecto. Las pruebas hechas sólo por miembros del equipo no son tan objetivas como las realizadas por aquellos que jamás han tenido contacto con él. El hecho de trabajar durante meses en el mismo ‘contamina’ la mente del equipo. Es prioritario observar el comportamiento frente al producto así como escuchar, observar, preguntar, ver cómo reacciona para saber qué quiere… Como en cualquier proyecto de empresa, el éxito del diseño es una combinación de elementos y sus relaciones desde varios planos: sistémico, estratégico y/o operativo.
Los gustos cambian
Es curioso ver cómo los gustos y preferencias de los usuarios cambian, sobre todo en el caso de los desarrollos tecnológicos. “Hace un tiempo todos los productos digitales respondían a la necesidad de que todo simulara lo real; sin embargo ahora tendemos a hacerlo todo más plano, más sencillo, con tipografías más grandes”, aseguran desde Proyectos Estratégicos de READ.
Precisamente por ser tan camaleónicos e importantes para el éxito de un producto, Telefónica lleva años trabajando con el usuario en el diseño de los mismos. Y lo hace en un entorno completamente preparado para ello. Bautizado como UX Lab, se trata de una suerte de ‘Gran Hermano’ en el que se observa el comportamiento de usuarios potenciales frente a productos, con el fin de ver sus reacciones y realizar las modificaciones pertinentes hasta dar con el desarrollo ideal.
El diseño es un compromiso continuo para el operador, que ha firmado recientemente un acuerdo con READ para impulsar un plan de actuación tomando el diseño como eje principal a fin de conectar talento y creatividad con la innovación tecnológica. La alianza pone el foco también en la orientación al negocio de estos procesos colaborativos. Ambas instituciones se han comprometido a fomentar la investigación y líneas de actuación acerca del diseño de aplicaciones, el diseño de métricas, el EndtoEnd o Smart Cities.