Es muy probable que hayas recibido en alguna ocasión un correo electrónico, un SMS o un mensaje de WhatsApp fraudulentos. Decían ser una empresa importante, tu banco, Correos o Hacienda y te pedían dinero. O, al contrario, te ofrecían dinero. Por teléfono hace años que también son frecuentes las estafas telefónicas. Y hoy en día se emplean palabras del inglés como phishing, smishing o vishing.
No importa el nombre que le demos. Las estafas telefónicas, en forma de llamada telefónica, SMS o mensaje de WhatsApp, tienen todas el mismo propósito: obtener dinero. Directamente de ti o vendiendo tus datos personales a otros. Y también tienen unas características comunes que nos ayudarán a detectarlas. Sentido común y algo de sangre fría nos serán también muy útiles.
Y es que muchas estafas telefónicas se basan en el miedo, en la precipitación de la víctima y en pillarnos desprevenidos. Además, empleas técnicas de ingeniería social para sonsacarnos información que no deberíamos facilitar tan a la ligera. Y que, si lo pensamos bien, ya debería conocer quien contacta con nosotros haciéndose pasar por nuestro banco o por determinado organismo público.
Las estafas telefónicas
Empecemos por el método más antiguo de los que estamos hablando. Las estafas puerta a puerta han caído en desuso gracias a los cambios en la normativa de venta a domicilio. Pero es frecuente recibir llamadas comerciales que, en principio, son legales. El problema está en las llamadas telefónicas que no son legales. Las fraudulentas.
- Dicen ser alguien que no son. Tu banco, tu compañía de luz, agua o telefonía…
- Motivo de la llamada: obtener tus datos personales con la excusa de actualizar su base de datos, de darte un premio u obsequio o de ofrecer una oferta en luz, telefonía, etc.
- En ocasiones, se trata de una multa, una cuenta bloqueada, devolverte una factura mal cobrada, etc. Algo que debe hacerse rápido.
Una manera de evitar caer en estafas telefónicas es darle la vuelta. Es decir, si se nos pide información, pidámosla nosotros antes. Que se identifiquen, que aporten datos sobre nosotros que deberían conocer si realmente son quienes dicen ser.
En ocasiones es fácil desconfiar de una llamada. Nos ofrecen trabajo cuando no lo hemos solicitado. O nos dicen haber ganado un premio cuando no nos hemos apuntado a ningún concurso. También ayuda a identificar los fraudes cuando la llamada se hace desde números extraños, por ejemplo de otro país, con un número bloqueado… Una búsqueda en Internet nos dará una pista sobre si ese número es o no legítimo.
Otra pista para detectar estafas telefónicas. En el caso de tu banco, cualquier gestión debes hacerla presencialmente o a través de tu app o página del banco. Nunca te pedirán dar códigos por teléfono ni contraseñas. En el caso de proveedores de luz o telefonía, sí se puede hacer un cambio o contratar un producto por teléfono. Si hemos recibido una llamada con una oferta, debemos solicitar que nos den los datos de nuestro contrato actual para confirmar que es una llamada oficial.
En cualquier caso, ante la menor duda, desconfía. Siempre puedes contactar por canales oficiales como teléfonos de contacto, redes sociales, web o app oficial, etc. Una de las claves para no caer en estafas telefónicas es no precipitarnos. Es decir, no tomar decisiones sin pensarlas. Nada es tan urgente como para dar tu número de tarjeta al primero que llama.
Correos electrónicos, SMS y mensajes de WhatsApp
Los consejos y detalles que hemos visto antes también sirven para los correos electrónicos, SMS y mensajes fraudulentos que podamos recibir. Y es que el phishing o usurpación de identidad, emplea cualquier vía de comunicación. Multas, premios de sorteos a los que no nos hemos apuntado, ofertas de trabajo demasiado buenas para ser ciertas, pagos de algo que no hemos comprado, solicitud de dinero por algo que no hemos contratado, falsos avisos de que nos han bloqueado la cuenta…
Hay mil excusas que sirven como trampa para que hagamos clic en un enlace o para que respondamos a un mensaje SMS o de WhatsApp. Suelen pedirnos dinero o que hagamos algo con premura, con urgencia. Un familiar en apuros, una cuenta bloqueada, un paquete que esperamos está retenido en la aduana… Antes de reaccionar a estos mensajes, párate a pensar si realmente es cierta esa situación y/o consúltalo por vías oficiales.
No hagas clic a enlaces desconocidos ni llames al número indicado en esos mensajes. En ocasiones esconden números de tarificación especial, que tienen un sobrecoste de varios euros solamente por llamar. Si recibes una llamada perdida de un número extraño, búscalo online para comprobar si es quien dice ser. Y en cualquier caso, busca el número oficial en su página online.
En definitiva, los fraudes telefónicas y las estafas de este tipo se basan en que facilitemos nosotros información personal y/o datos que permitan obtener nuestro dinero. Así que desconfiemos, asegurémonos de quién está al otro lado y, en cualquier caso, demos por hecho que a nadie tenemos que darle determinada información por teléfono. Para eso están las aplicaciones móviles y las páginas web oficiales.