Ya es casi un lugar común afirmar que la innovación es la clave del éxito. Si somos conscientes de esto, si todos estamos de acuerdo ¿por qué no dedicamos a ella más esfuerzo y decisión?
Podríamos considerar que estamos “mitificando” el concepto de innovación. No es así. Innovar es imprescindible para asegurar la competitividad a medio plazo y la mejor innovación es aquella que se basa en la investigación y el desarrollo (I+D), que además nos permite generar activos intangibles, como el propio conocimiento o las patentes.
También estamos innovando cuando incorporamos nuevos productos a nuestra oferta, nuevos procesos, nuevas formas de organizarnos… Si nos detenemos a pensar, nos daremos cuenta de que todas las empresas que crecen y sobreviven están innovando en alguna de estas formas. ¿Qué tiene que pasar para que un modelo basado en la innovación se consolide en España? Necesitamos buscar estrategias globales a largo plazo, que nos permitan empezar pronto a tener resultados. No es fácil. Me gustaría destacar cuatro palancas para alcanzar este objetivo:
1.- Fomentar políticas que fomenten la innovación
Según el libro “Por qué fracasan las naciones”, la toma de decisiones sobre inversión a largo plazo depende de la existencia de instituciones que aseguren derechos y regulaciones clave (derechos de propiedad industrial e intelectual, apoyo fiscal a la innovación, regulación estable de los sectores que actúan de motor de la innovación tecnológica, evolución de la colaboración público-privada hacia modelos que favorezcan el emprendimiento, etc.)
Para observar buenas prácticas y casos de éxito no es necesario mirar a los países europeos más avanzados. Durante el pasado mes de enero, he tenido la oportunidad de pasar dos semanas en Chile apoyando la creación de un nuevo centro de I+D para Telefónica. He tenido la oportunidad de conocer de primera mano cómo funcionan instituciones como Corfo y Startup Chile. Sin duda, una buena referencia.
2.- Generar el talento que necesita el nuevo entorno laboral
Es vital que nuestros estudiantes tengan un nivel suficiente en matemáticas y programación informática, expresión oral y escrita, capacidad para entender e interpretar el mundo que nos rodea y avanza de manera vertiginosa y, por supuesto, un nivel avanzado de inglés. Los empleos que van a prevalecer necesitarán un dominio de las nuevas tecnologías y tendrán que gestionar un contexto de volatilidad, incertidumbre y complejidad.
3.- Aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones
Previsiblemente habrá financiación pública para abordar estos desafíos, una muy buena noticia. La Unión Europea, a través de las llamadas Estrategias Regionales de Especialización Inteligente (RIS3), va a dedicar en los próximos seis años 10.000 millones de euros para impulsar la economía española dentro de un nuevo programa de fondos FEDER, con un enfoque en la innovación, frente a los anteriores programas que estaban orientados principalmente al desarrollo de infraestructuras. La inversión en tecnologías TIC será uno de los ejes clave de este programa.
4.- Impulsar la I+D empresarial
Esto facilitará que se creen nuevas empresas tecnológicas y, lo más importante, que las que ya existen puedan crecer.
Según el Instituto Nacional de Estadística, la inversión en I+D en España cayó en 2012 hasta el 1,3% del PIB, con lo que el gasto total retrocedió a cifras equivalentes a las del año 2007. Si se comparan estos datos con los de los principales países desarrollados, observamos que la diferencia fundamental está en la I+D empresarial. En España es del 52%, frente al 63% de la UE o al 69% de los países de la OCDE.
Si analizamos qué tipo de empresas hacen I+D en España, las PYME realizan la mitad de la I+D empresarial, frente al 20% de la media de la OCDE. Nuestro país tiene menos de 600 empresas de más de 250 empleados con departamento de I+D. ¿La conclusión? España necesita más empresas de tamaño grande que realicen investigación y desarrollo de manera sistemática.
No es sencillo. Ahora que han proliferado metodologías como “lean Startup” que ayudan a los emprendedores, todavía falta por escribir buenos manuales de lo que podríamos llamar “lean elephants”; es decir que ayuden a las grandes corporaciones a “jugar” de forma ágil la danza de la innovación. Un ejemplo, tenemos que impulsar que las empresas españolas protejan los activos intangibles tecnológicos a través de patentes; que constituyan la base para exportar tecnología y aumentan el valor de la propia compañía.
¿Cómo se comporta Telefónica?
Según la Comisión Europea, es la operadora de telecomunicaciones que más invierte en Europa en I+D, con 1.113 millones de euros. También es la segunda del mundo por este concepto. La actividad realizada en España supone un 8% de la inversión empresarial del país.
Además actúa como catalizador del sistema nacional de I+D a través de sus políticas de “innovación abierta”, de sus fondos de capital riesgo (Amérigo y, en colaboración con el CDTI, Innvierte), de Wayra, su aceleradora de empresas, que ya es la mayor del mundo, y de su programa OpenFuture de fomento de la actividad emprendedora.
Telefónica también se implica y está promoviendo acciones sociales, como la escolarización de niños, y el desarrollo del talento, impulsándolo a través de programas como Proniño, Talentum y Thing Big.
Concluyendo, como ya se ha dicho en numerosas ocasiones, estamos ante una oportunidad para el cambio del modelo económico. Para ello, tenemos que pasar de los discursos a los hechos. En esta tarea, tendremos que colaborar estrechamente administraciones y empresas. En Telefónica asumimos el reto que nos corresponde, como uno de los motores de la innovación tecnológica en España. Aprovechemos esta oportunidad. Las siguientes generaciones nos lo agradecerán.
Imagen Dwayne Baraka