El mundo de las aplicaciones está de moda y cada vez son más los desarrolladores que apuestan por escribir código fuente con el fin de conseguir rédito económico. Para conseguir esos ingresos, la idea ha de ser excelente, la programación perfecta y la aplicación estable, pero por motivos que se desconocen, ni con la alineación de todos estos astros se consigue el éxito.
Telefónica es consciente de ello y por ello maneja un modelo de desarrollo de aplicaciones basado en la experiencia de usuario (UserExperience), que permite afinar aún más el producto que se va a lanzar, lo que se traduce en una mayor probabilidad de éxito.
El primer paso es detectar una necesidad, un servicio concreto demandado por amplios colectivos. Tomemos como ejemplo PopCha!, aplicación pensada para descubrir, recomendar y guardar referencias sobre nuevas películas.
La idea inicial era apostar por una aplicación centrada en el mundo del vídeo, pero sin nada más concreto que eso. Para detectar los intereses de los usuarios en este sentido, se comenzó a estudiar la forma en la que las personas consumen televisión, sus costumbres, demandas y frustraciones, etc. A partir de ese crisol de variedades nació PopCha!, que entre otras cosas es capaz de avisar al usuario de cuándo y dónde (cine, televisión, videoclub…) se va a retransmitir una película de su interés, algo que interesaba mucho a los usuarios.
“Nuestra investigación inicial no se basaba tanto en el consumo de contenidos audiovisuales sino en cómo se producen las recomendaciones que luego llevan a consumir contenidos. Sobre eso, nuestro estudio derivó en dos perfiles de usuario. El primero estaba interesado en recibir recomendaciones directamente desde una plataforma concreta y después dar su opinión a través de ella. El segundo perfil que descubrimos estaba muy interesado en el cine y en compartir sus opiniones y vídeos a través de Facebook y Twitter”, apunta José María Miranda, product manager de PopCha!
Una vez que la aplicación es una realidad, se lanza una primera versión a un grupo reducido de personas. El objetivo ahora es depurarla al máximo, detectar y solucionar errores. La ventaja con la que cuentan los móviles es que se puede obtener feedback en tiempo real y conocer lo que más o menos utiliza el usuario y ver cómo y cuándo interactúan más con la aplicación.
“Estamos muy comprometidos con esta filosofía de trabajo. Cada cambio o actualización del producto se realiza sólo y únicamente si ha llegado y está validada por nuestros usuarios”, reconoce José María.
Llegados a este punto, se produce el lanzamiento comercial de la aplicación, pero el trabajo no acaba ahí. Se podría decir que en muchos casos una aplicación nunca deja de desarrollarse y pulirse, puesto que tras la salida comercial los usuarios serán quienes irán descubriendo puntos mejorables y los desarrolladores implementarán en función de ello, caso de PopCha!
Así, en función de la opinión de los usuarios se han rediseñado algunos botones, cuya función no quedaba demasiado clara, y también se modificó la manera de publicar las recomendaciones en Facebook y Twitter. En este momento también se está cambiando la pantalla de inicio porque los usuarios dan mucha importancia al contenido audiovisual que se puede consumir de forma inminente, un aspecto que no se había previsto a la hora de diseñar las recomendaciones desde la pantalla de inicio. Como es una actualización de suma importancia, se realizarán más chequeos con usuarios reales a fin de no fallar en la implementación.
“PopCha! es una aplicación profundamente centrada en el usuario y tenemos mucho en cuenta lo que hemos aprendido de él en todo el proceso de desarrollo de la aplicación. Mantenemos actualizado el producto, que cada mes y medio tiene modificaciones, y lo mejoramos en función de lo que nos cuente el usuario. De esta manera podemos estar seguros de que vamos en el camino correcto o de que nos estamos equivocando”, asegura José María Miranda, product manager de PopCha!