La compañía Terrafugia, que ya cuenta con un modelo de coche volador, está desarrollando un vehículo autónomo capaz de surcar los cielos.
Tras los coches autónomos –que aún no han salido al mercado pero ya ha dado tiempo a que el hype se haya hundido varias veces para volver a renacer después– podrían llegar los vehículos voladores (y también autónomos). La compañía aeronáutica Terrafugia está en ello. Hace unos años sorprendió con un aparatoso modelo de coche volador y ahora se encuentra embarcada en el desarrollo de uno nuevo, más sofisticado y con una tecnología más acorde a los nuevos tiempos.
El Transition, de Terrafugia, está considerado como el primer coche volador de la historia. Se creó en 2010 y más tarde se aprobó su comercialización, de tal manera que hacía falta contar con una licencia de piloto para conducirlo. El vehículo puede ir por carretera, pero también puede despegar y aterrizar en más de 5.000 aeropuertos de Estados Unidos.
El vehículo, sin embargo, no deja de ser una especie de avioneta con ruedas y un motor preparado para conducir por tierra. Para despegar el Transition se abre en toda su envergadura, lo que supone desplegar unas largas alas que en un principio reposan junto al fuselaje (o la carrocería, según se mire) recogidas en pliegues.
El Terrafugia TF-X será la evolución del Transition y en los gráficos creados por ordenador del futuro prototipo se aprecian las diferencias entre uno y otro. El diseño de la segunda generación del coche volador es más futurista, las líneas redondeadas y no recuerda tanto a una avioneta con ruedas sino a una especie de nave arrancada del cine de ciencia ficción.
Ni que decir tiene el Terrafugia TF-X no deja de ser un proyecto, que aún no cuenta con prototipo y su desarrollo está en una fase inicial. Aunque la existencia del Transition ofrece cierta confianza de que esta idea tan arriesgada pueda llegar a desarrollarse por completo. La tecnología de la nueva versión está previsto que sea significativamente más avanzada, mientras que la fecha de lanzamiento se espera para dentro de 10 años.
El motor de gasolina del Terrafugia TF-X es de 296 caballos, pero también dispone de otros dos motores eléctricos de alto rendimiento. Estos últimos se emplean para la marcha en carretera, mientras que el primero se utiliza para el despegue y el aterrizaje, que se producen en vertical, así como para los trayectos en vuelo.
Está previsto que el nuevo coche volador también cuente con un sistema de piloto automático, de forma que el conductor no tendrá que preocuparse por los mandos cuando el vehículo esté rayando los cielos. El despegue y el aterrizaje también se pueden realizar de forma autónoma.
Imágenes: Terrafugia
