magnetic refrigeration

Nuestras neveras usan una tecnología de hace casi 100 años: es hora de cambiarla

La tecnología de refrigeración magnética podría incrementar la eficiencia de los frigoríficos y facilitar su reciclado.

La nevera que emite ese murmullo infatigable en tu cocina funciona con una tecnología de hace casi 100 años. Se trata de la refrigeración por compresión, donde el resultado proviene de un juego de altas y bajas presiones, de manera que se absorbe el calor de los armarios que forman los compartimentos del frigorífico y el congelador. Es un sistema que ha dado resultado durante muchos años, pero después de un siglo es hora de cambiar. En ello están los investigadores de General Electric (GE), que han mostrado un prototipo de máquina con refrigeración magnética.

La investigación aún está en fase de pruebas y queda mucho para una implementación comercial. Los científicos de General Electric calculan que en un plazo de diez años estos nuevos frigoríficos podrían estar disponibles para su venta. Si bien todavía las máquinas no son más que un conjunto de cilindros metálicos, tubos y cables, la compañía espera que en el futuro la refrigeración magnética para una nevera se pueda reducir a un simple motor cilíndrico que se sostenga con una mano.

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La refrigeración magnética se basa en el efecto magneto-calórico, propiedad que poseen algunos materiales para cambiar su temperatura si se encuentran sometidos a un campo magnético. Los científicos, por tanto, crean un campo magnético y lo exponen a una aleación metálica, a la que responde calentándose si se intensifica el campo y enfriándose cuando se reduce.

Una vez que se ha logrado calentar y enfriar el metal a voluntad, queda transmitir este calor. Para esto se utiliza un líquido, que se encuentra en el interior del tubo metálico y es el encargado de transportar el calor de un lugar a otro. Así consiguen quitar temperatura al armario del frigorífico (aislado térmicamente del exterior) y expulsar el calor a la cocina.

La investigación ha logrado que la temperatura se reduzca en 80 grados, todo un hito en el campo de la refrigeración. Los frigoríficos que funcionaran con este nuevo sistema serían entre un 20 y un 30% más eficientes energéticamente y no necesitarían compuestos químicos refrigerantes, lo cual es una ventaja a la hora de reciclarlos. Por cierto, se acabó ese zumbido eléctrico permanente, la refrigeración magnética es silenciosa.

Ni qué decir tiene, esta tecnología no es válida exclusivamente para los frigoríficos. También se puede implementar a escala industrial. En fábricas donde sea necesario un proceso de refrigeración avanzada o, sin ir más lejos, en los centros de datos, que dedican mucha energía a esta tarea, el desarrollo de General Electric se presenta como una opción más eficiente.

Imagen:  Samuel van Dijk

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