El día 28 de abril se celebra el Día Mundial de la Prevención de Riesgos Laborales, por ello, analizamos cómo la tecnología afecta a este tipo de cuestiones.
Cuando piensas en robots, ¿qué te viene a la cabeza? Seguramente, los has visto en una cadena de montaje moviendo pesos enormes sin pausa. ¡Qué maravilla! ¿Y causando algún daño? Por desgracia, hace unos años, un trabajador murió cuando un robot lo aplastó contra una placa metálica en una fábrica de automóviles de Volkswagen, y en estos días, un empleado de Walmart afirma que las máquinas que ha puesto la firma para limpiar son «un peligro» para los clientes.
La IV Revolución Industrial implica tanto oportunidades como riesgos para las compañías y la salud y el bienestar de sus empleados. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) los pone sobre la mesa en el informe, publicado con motivo del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, que se celebra el 28 de abril.
Más de 374 millones de personas sufren lesiones o enfermedades cada año por accidentes relacionados con el trabajo. Además, se estima que la pérdida de días de trabajo debido a causas relacionadas con la seguridad y la salud laboral representa casi un 4% del PIB mundial y, en algunos países, un 6%.
“Constatamos cambios profundos en los lugares de trabajo y en la manera en que trabajamos. Necesitamos estructuras de seguridad y salud que reflejen estos cambios, junto a una cultura general de prevención que fomente una responsabilidad compartida”, explica Manal Azzi, especialista técnica de la OIT.
La salud laboral, un factor determinante
La tecnología -la digitalización, la robótica y la nanotecnología- es, según el informe, una de las grandes fuerzas transformadoras. Aplicada correctamente trae grandes beneficios, pero también supone desafíos:
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La robótica y la IA pueden hacerse cargo de labores peligrosas y aliviarnos de tareas repetitivas y estresantes. Esto conlleva otros riesgos de tipo ergonómico y de seguridad, e incluso algunos desconocidos, derivados de la interacción humana con los robots.
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La automatización, la robótica y la digitalización crearán muchos empleos nuevos, según el informe, de modo que los que pierdan su trabajo deben adquirir nuevas habilidades y formarse sobre la seguridad y la salud que implican. Del mismo modo, la OIT advierte de los efectos que puede tener en los trabajadores el desempleo.
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Los dispositivos móviles y las apps ayudan a gestionar la seguridad y la salud: nos enseñan buenos hábitos, monitorizan la fatiga, las caídas, la calidad del aire… Sin embargo, también pueden fomentar el sedentarismo, el aislamiento de los compañeros y la pérdida de autonomía.
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El big data ayuda a tomar mejores decisiones también en el ámbito de la seguridad y la salud en el trabajo, sin embargo, requiere un mayor control de los empleados (por ejemplo, capturas de pantalla al azar, GPS, grabación en las tarjetas de identificación…), lo que lleva a la OIT a preguntarse por la privacidady el impacto en el estrés.
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El teletrabajo puede reducir el riesgo de accidentes de trabajo y mejorar el equilibrio trabajo-vida. Sin embargo, también presenta desafíos relacionados con la soledad, la posible erosión de las fronteras entre el trabajo y la vida personal o la ergonomía del puesto.
La buena noticia es que ya son muchas las compañías que están teniendo en cuenta estos aspectos, especialmente para prevenir los llamados “riesgos psicosociales” como la inseguridad, el acoso, el conflicto familia-trabajo, el estrés…
Las empresas quieren ser saludables y esto pasa por cuidar también la salud mental y emocional de sus colaboradores. El impacto de la tecnología las lleva ya a variar sus políticas y procesos. De ahí, por ejemplo, el compromiso con el derecho a la desconexión digital de sus empleados publicado por Telefónica, compañía que cuenta con una nueva política de seguridad, salud y bienestar.
