Aprender a programar es el futuro de la educación primaria

En un futuro cercano los niños tendrán que aprender en las aulas un lenguaje nuevo, aparte del inglés, el alemán o el mandarín. De hecho, serán varios lenguajes de programación los que estarán obligados a conocer para que su formación no se vea lastrada por el ritmo al que avanza la sociedad digital. La informática se está volviendo tan omnipresente que a la educación no le está quedando otra alternativa que reflejar esto en los programas escolares.

Hasta ahora en las escuelas se imparte la asignatura de informática desde el punto de vista de usuario. Se enseña a los chavales las nociones básicas para utilizar un ordenador, algo que la mayoría ya traen aprendido de casa, y programas de productividad, como el Word o el Excel. Un manejo esencial de los navegadores y algunas herramientas web son más que suficiente para rellenar el programa educativo en lo que concierne a tecnología. Sin embargo, el progreso acelerado de todo lo que se refiere a Internet y la programación en general está creando nuevas necesidades.

Ya no basta sólo con enseñar a los alumnos a ser usuarios sino que cada vez es más útil que aprendan a ser creadores. Los niños que hoy están en las escuelas tienen la oportunidad de mirar la tecnología desde un punto de vista más profundo que la mayoría de las personas. Y dado que los chips no paran de extenderse entre los más variopintos objetos –desde una nevera hasta sensores de riego, pasando por un reloj o unas gafas– cabe prever que en el futuro será bien acogida la capacidad de programar, no sólo para conseguir un buen empleo o para complementar la cualificación para un puesto sino como herramienta para la vida privada.

Los países pioneros

La enseñanza de la programación a edad temprana y como una asignatura más de carácter general ya se ha puesto en marcha en algunos lugares. Entre ellos destaca Estonia, cuya sociedad es una de las que más ha entrado de lleno en la era digital. Su administración electrónica está tan avanzada que prácticamente cualquier trámite se puede hacer –de forma fluida– a través de Internet. El país es una mina de startups, algunas de las cuales han alcanzado un éxito global, como Skype.

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En la educación no podía ser de otra manera, Estonia ya ha aprobado un plan para enseñar programación en las escuelas, dentro de la enseñanza primaria. Los profesores están recibiendo formación sobre cómo enfocar y qué conocimientos impartir en esta asignatura, mientras que el material se ha ido elaborando en los últimos meses. Está previsto que para el próximo ciclo escolar comiencen las clases con un primer curso, que se irá ampliando progresivamente. Por el momento se trata de un programa piloto limitado a un grupo de colegios, pero el plan es extenderlo al resto de centros poco a poco.

En otros países también existen proyectos enfocados a enseñar a los alumnos desde pequeños los secretos de la programación, aunque en su mayoría se centran en la enseñanza secundaria. Destacan Israel y Finlandia, que están incorporando esta materia al sistema escolar. En Reino Unido también están prestando atención a esta nueva arista de la educación. Por el momento existe una iniciativa para aprender desarrollo como actividad extraescolar y se pretende que el 25% de las escuelas de primaria se hayan asociado al plan en el año 2014.

Los beneficios

Aprender a programar significa algo más que expandir las oportunidades laborales de un niño e ir moldeándolo desde el principio para adaptarlo al mercado de trabajo. En Estados Unidos, algunas de las personalidades más influyentes de Silicon Valley, entre las que se encontraban Mark Zukerberg y Bill Gates, apoyaron una campaña para expandir este aprendizaje de la mano del proyecto Code.org.

La campaña se dirige sobre todo a los más pequeños y a quienes tienen capacidad de decisión en su educación. Se desmitifican algunos tópicos y se alaban las cualidades que ofrecen los conocimientos de desarrollo, como una forma de desenvolverse en la vida, particularmente en el trabajo, llegado un futuro. Sin embargo, el mensaje está muy centrado en el aspecto laboral. Existen otros beneficios que la programación puede proporcionar a un niño.

Aprender a descomponer un programa general en otros más pequeños y abordables o localizar errores y repeticiones son algunas de las capacidades que impulsa la programación. Además, las matemáticas se convierten en una necesidad, una herramienta para conseguir un fin dotado de un sentido mayor que el resultado numérico de una multiplicación. Lo mismo ocurre con la geometría y así se va desarrollando no sólo la comprensión para entender estas materias sino el interés por las mismas.

La creatividad es propulsada por el reto de crear un programa que funcione e incluso que se diferencie de otros ya existentes. El desarrollo de un pensamiento abstracto y computacional es uno de los resultados que generan programar un juego, según Belén Palop, profesora de Informática de la Universidad de Valladolid, quien también señala la estimulación de las capacidades verbales y del trabajo en equipo como otras ventajas derivadas.

Software libre pero equipos costosos

Las herramientas que utilizan los niños generalmente no tienen coste alguno pues se trata de software libre, como el desarrollado por el MIT, Scratch, que permite crear animaciones sencillas. A través de una serie de indicaciones básicas el usuario puede configurar su propio escenario, llegando a crear un videojuego.

Scratch quizá sea la herramienta más popular, pero existen otras orientadas al mismo objetivo. App Inventor nació del MIT con un propósito idéntico, sólo que referido en este caso a tabletas y smartphones. Microsoft ha creado su propio programa, Kodu, siguiendo como los anteriores una línea visual para presentar los resultados.

En lo que se refiere al hadrware no siempre se cuentan con recursos. En primer lugar, la inversión que requiere proporcionar un ordenador o un portátil a cada niño de una clase (aunque su uso se vaya rotando) es suficiente como para echar hacia atrás a la mayoría de las escuelas. Pero además, la programación tiene un complemento ideal en la robótica y ésta incrementa considerablemente el precio de enseñar la materia.

La inteligencia artificial es un campo en el que los resultados de la programación se pueden ver de primera mano. La fascinación que produce escribir una orden en un ordenador para que una pieza real se mueva siguiéndola constituye un estímulo más para el aprendizaje. Actualmente existen iniciativas llamadas a fomentar la enseñanza y la investigación de la robótica, como los proyectos que utilizan piezas de Lego, como Lego WeDo.

Imagen:  Paul Mayne y  macattck

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