Las tres compañías se han asociado para desarrollar el E-Fan X, un avión eléctrico-híbrido que allanará el camino a un nuevo tipo de vehículos aeronáuticos.
La aeronáutica es tal vez el campo donde menor incidencia está teniendo la propulsión eléctrica. No cabe duda de que la automoción es el sector más adelantado. Los coches van a la cabeza, pero los siguen los autobuses y los camiones. En el transporte marítimo también se han llevado a cabo proyectos de envergadura. Se ha planteado el diseño de barcos eléctricos e incluso algunos que complementan el diésel con renovables.
En la aeronáutica parece más compleja la introducción de la energía eléctrica. Solo fue a mediados de julio de 2015 cuando el primer avión eléctrico cruzó el canal de la Mancha. En aquel momento, y aún a día de hoy, el viaje se considera una proeza técnica. Ahora Airbus –a quien un piloto independiente le habría arrebatado, el mismo día, la gloria de ser el protagonista de la hazaña– tiene mayores expectativas.
La compañía se ha asociado con Rolls-Royce y Siemens, dos gigantes en el ámbito industrial y mecánico. El objetivo es crear el E-Fan X , un avión eléctrico-híbrido, cuya propulsión se apoye en dos tipos de energía. Las turbinas se nutrirán tanto de combustible tradicional, como de electricidad, procedente de un acumulador.
El proyecto consiste en una modificación de un avión ya existente. Es decir, será un trabajo de transformación más que de desarrollo. Y es que los aviones son demasiado caros como para que las compañías se permitan crear un prototipo de cero. En efecto, se trata de una primera aproximación al sector eléctrico dentro de la aeronáutica.
La idea del E-Fan X es comprobar cómo funciona la tecnología eléctrica en un avión. Los efectos térmicos o la gestión del empuje, así como las consecuencias que puedan tener la altitud y los efectos dinámicos en el sistema eléctrico-híbrido serán algunos de los factores que se estudien.
El papel de Airbus será el de integrador. Suyo es el avión y será la coordinación del sistema de propulsión y las baterías en los controles de vuelo. Mientras que Siemens proporcionará los motores eléctricos, cada uno de 2 MW de potencia , así como el sistema de distribución de energía. Por su parte, Rolls-Royce se ocupará del generador eléctrico y de la potencia electrónica.
El reto es grande, porque la potencia que necesita un avión es muy alta. Y, en comparación a otros vehículos, como un barco, no tiene mucho espacio para alojar una batería. Está previsto que el E-Fan X eche a volar en 2020.
Imágenes: Airbus